Escrito por: Alberto Piernas
Un color puede tener un significado concreto para una determinada cultura, motivo que nos ayudará a entender la esencia de Jaipur, la Ciudad Rosa de la India.
La capital de Rajastán es conocida de muchas maneras: el “París de la India”, la ciudad más colorida de Asia pero, sobre todo, como Jaipur, la Ciudad Rosa de la India, un apelativo que lejos de resultar abstracto puede apreciarse en el color de sus fachadas. También es ese tono rosáceo que adquiere el Palacio de los Vientos que suspira en el corazón de una ciudad ya de por si colorida gracias a sus bazares y elefantes tatuados. Sin embargo, ¿obedece esta fiebre rosa a un motivo concreto? Por supuesto, salvo que existe más de una versión respecto a tal origen.
La primera hace alusión al deseo del Maharajá Jai Singh, fundador de la ciudad en 1727, por emular el color de los edificios construidos con arenisca roja durante el imperio mogolo, aliados del mismo hasta su posterior destierro de la considerada como primera ciudad oficial de la India gracias a un estudiado sistema urbano y una reforma que pretendía embellecer cada uno de los lugares de la misma.
La segunda versión, y más extendida, surge a partir de 1876, año en el que el Príncipe Alberto de Gales y la Reina Isabel visitaron esta ciudad como parte de su recorrido por el famoso Triángulo Dorado de la India. Cuentan que el color rosa, el cual simbolizaba la hospitalidad para los dirigentes de Jaipur, fue el referente que impulsó al Maharajá Ram Singh a ordenar a sus súbditos que pintasen las fachadas de los edificios más importantes, especialmente aquellos cercanos a los templos y fuertes, en color rosa para recibir a los visitantes.
La leyenda cuenta también que en 1877, un año después de tan esperada visita, una de las mujeres predilectas del Maharajá le convenció para mantener el color rosa de las paredes y prohibir pintar cualquier otro edificio en un color diferente, un deseo que quedó reflejado como una de las leyes de la ciudad.
La tercera versión afirma que en el estado de Rajastán existe un tipo de arenisco roja, de tonalidad rosa terracota única, la cual fue empleada por primera vez para la construcción del Palacio de los Vientos (conocido como Hawa Mahal) en 1799.
Con el paso del tiempo, algunos de los visitantes que se acercan a una de las ciudades más famosas de la India perciben un color más bien naranja en lugar del mencionado rosa. Sin embargo, nuestra percepción hacia Jaipur, la Ciudad Rosa de la India, continuará luciendo del color que una vez un maharajá eligió para impresionar a un príncipe que llegó desde el otro lado del mundo. Un pedazo de historia congelado para siempre con tal de ofrecer a las futuras generaciones de visitantes la posibilidad de sumergirse en una ciudad cuya energía procede de viejas intenciones: ofrecer hospitalidad y hacer que el viajero se sienta en una ciudad atemporal, mágica y, especialmente, única.