Escrito por: Javier Galán
¿No sabes qué ver en Sri Lanka? Te proponemos un recorrido por las plantaciones de té de Nuwara Eliya, siguiendo la cosecha de la hoja de té desde la montaña hasta tu taza.
Llegar a Nuwara Eliya es sentir el té. Es olerlo durante un paseo o una caminata montaña arriba; es ver sus hojas apiladas para conseguir extraer su humedad; es beberlo negro taza tras taza. Nuwara Eliya, región montañosa del interior de Sri Lanka, es el lugar predilecto del té. Es uno de esos lugares que viven por y para una actividad concreta. Porque todas las condiciones se han alineado para que las plantaciones de té de Nuwara Eliya sean el lugar ideal para producir el mejor té del mundo.
La niebla típica de zona de montaña se asienta constantemente en esta región, llegando a quedarse durante días y días en ciertas épocas del año. Esta pintoresca población se encuentra a un par de horas en coche de la conocida Kandy viajando hacia el sur por serpenteantes carreteras. De entre todas esas condiciones que la convierten en idónea para nuestras papilas gustativas se puede destacar el clima tropical que envuelve las plantaciones de té de Nuwara Eliya; pero sobre todo es la altura de sus montañas, superior a los mil metros, lo que le da unas condiciones al suelo especialmente prósperas para el cultivo de té; y por último, que los británicos controlasen la isla de Ceilán, y que muchos de ellos se estableciesen aquí para plantar té, hacer negocio y alejarse de la metrópoli.
Con el tiempo y los años consiguieron cosechas de exquisita talla mundial y exportaron su té a todo el mundo, creando una atmósfera en esta región interior de Sri Lanka tan pintoresca como sorprendente. Los edificios mantienen todo el aire colonial inglés de hace más de un siglo. Las hojas de té se siguen recolectando a mano por trabajadoras tamiles que se las cargan en la espalda y cobran el mínimo. Las naves que secan y procesan el té parecen no haberse tocado desde hace décadas, y eso que su trasiego no se detiene ni un día.
Uno puede recorrer todos estos parajes subiendo y bajando montañas, y el simple hecho de perderse por los recovecos de las plantaciones ya enamora los sentidos. En algunos puntos es posible pasearse entre las plantaciones de té de Nuwara Eliya y ver como se extienden hasta donde alcanza la vista. Para quien quiera comprender más aún el funcionamiento de esta industria y qué trabajo se esconde detrás de que las hojas lleguen a su taza se podría decir que el esquema es sencillo.
De lo que trata la actividad es de recolectar la hoja del té diferenciando cuáles son las únicas hojas válidas de la planta, las superiores, las que le dan ese sabor al agua. De lo que se trata es de apilarla en una bolsa a la espalda y transportarlo hasta el camión que lo llevará a la planta procesadora donde se deja de secar durante varios días, cuando entra en la cadena que la procesa y empaqueta. Y todo para llegar al paso más agradable: degustar las tazas de té negro de Ceilán que se desee.