Escrito por: Alberto Piernas
Los viajeros más aventureros agradecerán saber de la existencia de isla Majuli, en India, la isla fluvial más grande del mundo, rodeada por las aguas del indómito río Brahmaputra.
Desde la ciudad de Jorhat, en la ribera del recóndito río Brahmaputra que surca el estado de Assam, un ferry conduce a los curiosos hasta una isla verdosa surcada por diversos canales que respiran bajo viejos puentes de madera. Se trata de isla Majuli, en India, la isla fluvial más grande del mundo y uno de esos rincones secretos del subcontinente cuya falta de infraestructuras lo convierten en un destino con encanto, ideal para pasar un día lejos del bullicio de las grandes urbes.
A nuestro paso por esta isla Majuli, ideal de recorrer en bicicleta, los humedales, palmeras y árboles de bambú custodian los dos pueblecitos más importantes de la isla: Kamalabari y Garamur, epicentros de la antigua tribu Mising.
Además, en los rincones más inesperados encontraremos uno de los grandes atractivos de la isla Majuli, los llamados satras, centros de culto y arte en honor al dios Visnú, ya que la religión mayoritaria de la isla es el neo-vaishnavismo, una variación del hinduismo que incluye sus propios conceptos de baile (sattriya) o representación teatral (bhaona), las cuales se llevan a cabo en estos pintorescos centros artísticos.
Otro de los alicientes de nuestra visita a isla Majuli recae en la posibilidad de realizar una sesión de bird-watching en India en las pequeñas islas interiores denominadas chapories, teniendo en cuenta la presencia de las más de 250 especies de aves que pululan por la isla, entre ellas los curiosos picoloros o el sisón de penacho bengalí, similar a un pato salvaje.
Visitar isla Majuli, en India, se convierte en una carrera contrarreloj para cualquier turista inquieto. Y es que, por desgracia, la particular “Venecia de la India” pasó de ocupar 1200 kilómetros cuadrados a 400 durante el último siglo, debido a la erosión de unos monzones cuyo paso por la isla cada mes de septiembre deposita un manto de colores cubriendo uno de los rincones más paradójicos del subcontinente indio.