Cómodo, económico, el mejor medio para conocer a los cingaleses y acceder a las vistas más espectaculares: viajar en tren por Sri Lanka proporciona estas experiencias y más.
Escrito por: Esther Pardo
Terminar con un masaje ayurvédico, tomar una taza de té y subir a uno de los trenes tradicionales en Colombo, en el que viaja la gente local. Así puede comenzar una de las experiencias más inolvidables de un viaje por la joya natural de Índico. El vagón empieza a moverse y los paisajes comienzan a sucederse ante nuestros ojos. Mirando por la ventana se pueden admirar los paisajes que tuvieron ante sus ojos ilustres viajeros como Mark Twain o Sir Thomas Lipton. Fueron los compatriotas de este último, los ingleses, los que impulsaron la creación de un sistema ferroviario cuando Ceilán era una de las colonias del Imperio Británico. El objetivo era transportar de la forma más efectiva posible el té que se cultivaba en las fértiles tierras altas ceilandesas. Para ello, la primera travesía se inauguró en 1864.
De hecho, uno de los trayectos más famosos y que más retrotraen al turista a épocas pasadas es el que tiene como destino Nuwara Eliya, cuya parada más próxima es Nanu Oya. Las estaciones del siglo XIX junto a maquinaria antigua permiten experimentar un viaje también en el tiempo. Eso sí, sólo los más afortunados podrán tener una posición privilegiada y conseguirán plaza en el denominado “Observation Saloon” (el último vagón con grandes ventanales y una cristalera en la cola que permite ver la estela recorrida por el tren).
Para hacer este recorrido hacia “tierras altas” –una de las zonas preferidas de los ingleses por su climatología, más parecida a su tierra natal- se puede salir desde la capital, Colombo, pasar por Kandy y llegar hasta Ella y Badulla. En este trayecto hacia el este, se encuentra uno de los tramos considerado de los más bonitos del mundo y una de las experiencias más inolvidables que la “lágrima de la India” pone a disposición de todo aquel que se acerque a visitarla: el recorrido de Haputale a Ella. El brillante colorido del país asiático impregnado del olor a té al alcance de cualquier viajero.
También se puede partir desde la capital hacia el sur para disfrutar de unas vistas espléndidas de localidades como Aluthgama, Hikkaduwa, Galle y Matara. Si se tiene paciencia, dado que estos trenes no se caracterizan por su alta velocidad, el tren en Sri Lanka es la gran opción para regresar al ritmo lento de épocas pasadas. Asimismo, en la línea norte, hay conexión por ferrocarril con centros de gran atractivo turístico como el centro de la cultura tamil, Trincomalee, o Polonnaruwa, antigua capital de Sri Lanka, hoy Patrimonio de la Humanidad, con uno de los conjuntos históricos más ricos de todo el país.