La Organización Mundial de la Salud ha certificado que la malaria en Sri Lanka ha sido erradicada. Se trata de un enorme logro, porque permite viajar sin miedo a esta bella isla a millones de personas.
Escrito por Pablo Bargueño
«El logro de Sri Lanka es verdaderamente notable. A mediados del siglo XX fue uno de los países más afectados por el paludismo, pero ahora está libre de malaria. Esta es una prueba del valor y la visión de sus líderes, y ejemplifica los grandes saltos que se pueden dar cuando se pone en marcha una acción específica. También demuestra la importancia de la participación de la comunidad y de un enfoque global del conjunto del la sociedad cuando se trata de ganar en salud pública».
Las palabras del director regional de la OMS, Dr. Poonam Khetrapal Singh, son históricas para la antigua Ceilán. La malaria en Sri Lanka desapareció oficialmente el 5 de septiembre de 2016, momento en el que esta gran conquista sanitaria fue certificada por la OMS.
La erradicación de la malaria en Sri Lanka dará un nuevo empuje al turismo en la Lágrima del Índico, un sector que ya estaba experimentando un enorme crecimiento antes de confirmarse esta noticia. En 2015 Sri Lanka alcanzó un nuevo récord con 1.798.380 llegadas, lo que representa un aumento del 17,8% respecto a las 1.527.153 llegadas de 2014. La isla del té es un paraíso con muchos secretos aún por desvelar, como el Ceylon Tea Trails, un coqueto hotel en perfecta simbiosis con las plantaciones de té del país.
Si el viajero busca paradisíacas playas, Sri Lanka es su destino, con 1.300 kilómetros cuadrados de arena dorada y cristalinas aguas a 27 grados de temperatura media. ¿Opciones culturales en la milenaria Ceilán? El Triángulo Cultural de Sri Lanka -Anuradhapura, Polonnaruwa y Kandy- sumerge al viajero en el epicentro del budismo cingalés.
Sri Lanka es el segundo país de la región que elimina la malaria después de Maldivas. Su lucha no fue fácil. Los casos de malaria se dispararon en el país en las décadas de los setenta y ochenta, y no fue hasta los noventa cuando el país ajustó su estrategia para focalizar el parásito. El cambio de estrategia fue poco ortodoxo, pero muy eficaz. Se crearon clínicas móviles en zonas de alta transmisión, lo que significaba un tratamiento rápido y eficaz parar reducir el reservorio de parásitos y la posibilidad de transmisión. Una vigilancia eficaz, la participación comunitaria y la educación para la salud, aumentaron la capacidad de las autoridades para responder y movilizó el apoyo popular a la campaña.
En el año 2006, el país registró menos de 1.000 casos de malaria al año, y desde octubre de 2012, los casos locales se redujeron a cero. Durante los últimos tres años y medio no se han registrado casos transmitidos a nivel local.
Con la desaparición de malaria en Sri Lanka, el país se suma a la lucha contra un problema nada ligero: la OMS cifra en 241 millones los casos de paludismo registrados en 2015 en todo el mundo, cobrándose la vida de 438.000 personas ese mismo año. Pero la Lágrima del Índico ya no formará parte de estas estadísticas: la malaria en Sri Lanka ya es cosa del pasado.