Nuestro amigo Álvaro Maldonado nos lleva a visitar Bután para mostrarnos llanuras infinitas, templos míticos y, en definitiva, un país que obedece a otras leyes y formas de vida.
Escrito por: Eva del Amo
Visitar Bután a través del objetivo de Álvaro Maldonado
Bután ha permanecido cerrado al turismo hasta 1974. Las cámaras de televisión entraron por primera vez en 1999. ¿Qué encontrarán a su paso por el enigmático Reino del Dragón del Trueno? Lo descubrimos de la mano del fotógrafo Álvaro Maldonado, de la agencia de viajes a medida Sociedad Geográfica de las Indias, que documentó in situ todas las particularidades del pequeño estado del Himalaya.
El dominio del Himalaya
Bután está enclavado en las faldas de la cordillera del Himalaya, al noreste del subcontinente indio. No tiene salida al mar y presume de una altura media de 2.700 metros de altitud.
Monarquía como seña de identidad
La corona es hereditaria y con sucesión directa según la Constitución de Bután el rey es conocido como Druk Gyalpo (Rey Dragón) de la dinastía Wangchuck, jefe de Estado de la Druk Yul (“Tierra del Dragón”).
La influencia de la raza tibetana es evidente en todo el país. El budismo es su religión oficial.
El país más feliz del mundo
La gente es muy amable, escasea el ruido y el claxon no suena. El país tiene instaurado un Índice de Felicidad Bruta.
“Dzong”
Son los monasterios fortificados, mastodónticas fortificaciones erigidas en sitios privilegiados y estratégicos por cuestiones defensivas.
La importancia de la agricultura
Bután es un país netamente agrícola que proporciona los medios de subsistencia principales para más de las dos terceras partes de la población.
Código de vestimenta
La identidad se salvaguarda mediante un rígido código de vestimenta, el gho en los hombres y el kira en la mujer.
¿Quieres visitar Bután a través de tu propio objetivo y experimentar qué se siente al estar en el país más feliz del mundo?