Durante los últimos años, cierta pequeña isla al sur de Sri Lanka se ha convertido en una de las postales más famosas de la lágrima de la India. Un paraíso insular envuelto por las olas del Índigo que explota en la exuberante naturaleza de Taprobane.
Escrito por: Alberto Piernas
Taprobane: historia de un microparaíso
Maurice María Talvande, más conocido como el conde de Mauny, era un hombre ambicioso; tanto, que una vez se propuso encontrar la isla más bonita del mundo para adaptarla a sus necesidades. Sería durante un viaje a la antigua Ceilán en 1925, invitado por un magnate del té, cuando Mauny recaló en cierto punto al suroeste de Sri Lanka hasta llegar a la aldea de Weligama. Y fue allí, frente a sus costas, donde se toparía con Galduwa (roca en cingalés), un pequeño islote tropical de acceso a pie cuando descendía la marea y al que él llamaría Taprobane, como una vez hicieron los griegos.
Tal y como describió en su libro Los jardines de Taprobane, publicado en 1937, Mauny erigió una casa de color verde y posición octogonal en la isla, a fin de que pudiera asomarse por cada uno de los lados de esta porción de paraíso envuelto en palmeras y pájaros tropicales.
Durante las siguientes décadas, la isla fue vendida y revendida a otras celebridades como el escritor Paul Bowles, quien escribió aquí en 1950 su novela «La casa de la araña», o al millonario australiano Geoffrey Dobbs, actual propietario de Taprobane.
Si caminamos desde la aldea de Weligama, llegaremos a la playa de Sri Lanka frente a la que respira Taprobane. Entre nosotros y la isla existe una porción de Índico que, en ocasiones, permite que podamos caminar hasta la entrada o nadar a su alrededor. Sino, siempre podréis optar a un paseo en barca por los alrededores o acceder en elefante hasta la isla.
Si, en vuestro caso, preferís alojaros en Taprobane, el precio es aproximadamente de 2000 dólares por noche, ya que se alquila por días. Un paraíso en el que contaréis con un staff de hasta cinco empleados y chef propio, además de poder dormir por la noche sintiendo que el mar susurra a los pies de la cama mientras nada queda entre tú y el Polo Sur, otra curiosidad que ostenta esta pequeña isla convertida ya en todo un icono de Sri Lanka.
¿Te gustaría viajar a Sri Lanka?
CON EL PERMISO DE DIOS ESPERO DENTRO DE MUY POCO PODE RECREAR MI ALMA CON TANTA MARAVILLA. SOLO DE VER EN FOTOS PARECE QUE NO FUERA REAL.
¡Lugar muy lindo!