Cuando viajamos a un nuevo destino, huir de lugares masificados encuentra en otras alternativas similares y muchos menos concurridas la mejor excusa para seguir soñando con un viaje único. Te desvelamos los equivalentes desconocidos de los lugares más masificados de India.
Escrito por: Alberto Piernas
Desierto de Rajastán: Región de Kutch, en Gujarat
Cuando pensamos en India, el primer estado que se nos viene a la mente es Rajastán, sus ciudades y palacios pero, especialmente, un desierto que siglos atrás alimentó las aventuras de maharajás sobre elefantes que transportaban tiendas de campañas a través de lo desconocido. El precursor del glamping ha servido para inspirar experiencias diferentes en páramos bañados por un sol místico que, no obstante, encuentran otras alternativas a lo largo y ancho de toda India.
El mejor ejemplo es el Rann de Kutch, un desierto salino en el extremo del estado de Gujarat cuyos humedales moldean a su antojo esta tierra cósmica. Un escenario único donde acampar y escuchar tu eco a kilómetros de distancia supone una realidad tan palpable como mágica.
Khajuraho, en Madhya Pradesh: Osian, en Rajastán
Designados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, los templos de Khajuraho, en el estado de Madhya Pradesh alimentan ese universo tántrico de posturas imposibles y escenas eróticas al más puro estilo Kamasutra y que atrae a miles de turistas anualmente. Sin embargo, en un país donde el sexo era antaño adorado desde todas las perspectivas artísticas, la posibilidad de encontrar otros lugares alternativos es más que posible.
Y el mejor ejemplo reside en los templos eróticos de Osian, conocidos como «los Khahurajo de Rajastán». Estos templos desvelan la historia de los sacerdotes jainas y el profesor espiritual Lord Mahavira a través de esculturas que simulan desnudos envueltos en serpientes.
Fatephur Sikri, en Uttar Pradesh: Champaner Pavagadh, en Gujarat
Toda ruta de Agra a Jaipur exige una parada en Fatephur Sikri, fortaleza erigida por el emperador Akbar en el siglo XVI y franqueada por la entrada monumental más alta del mundo. Un espectáculo para los sentidos (y uno de los lugares más masificados de India) perfectamente comparable a Champaner Pavagadh, en Gujarat.
También declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, Champaner Pavagadh engloba desde vestigios de la Edad del Cobre hasta restos de antiguas civilizaciones en forma de palacios y edificios religiosos protegidas por una basta muralla, siendo el templo de Kalikamata, en lo alto de la colina Pavagadh, su mayor orgullo arquitectónico. Uno de los muchos motivos que incitan a perderse por un estado de Gujarat donde caben todos los contrastes de India. Donde seguir los trazos de la historia en un entorno privilegiado, totalmente alejado de los circuitos masivos.
Chand Baori: Rani Ki Vav, en Gujarat
Al igual que Fatephur Sikri, otro de los lugares insignia a visitar durante una ruta entre Agra y Jaipur es Chand Baori, uno de los lugares más masificados de India. Perfecto representante de los famosos pozos escalonados de India, concebidos en la antigüedad como aliados para recoger agua de lluvia y celebrar diversos rituales, Chand Baori es una joya arquitectónica pero no la única a descubrir en el subcontinente indio.
Y es el estado de Gujarat el que vuelve a sorprender desplegando iconos como el Rani Ki Vav, un monumento a caballo entre un pozo típica y un conjunto de ruinas romanas ubicado en el pueblo de Patan en el año 1050 d.C. También conocida como Aljibe de la Reina, este pozo fue construido en honor al rey Bimdev y su viuda, la reina Udayamati. La Unesco lo designó como Patrimonio de la Humanidad en 2014.
Palacio de los Vientos de Jaipur: Fort Blair, en Andaman
Hay lugares que tienen en común el cometido de albergar prisioneros, en ocasiones de una forma más injusta que otras. En el caso del famoso Palacio de los Vientos, en Jaipur, el maharajá Sawai Pratap Singh construyó una extensión donde albergar su harén, mientras que Cellular Jail, la imponente prisión de Port Blair, capital de las islas Andamán, acogió a finales del siglo XIX a diferentes presos políticos.
Dos monumentos que reflejan realidades infames de dos épocas tan distintas como singulares que destacan por un encanto monumental único.
Backwaters de Alleppey: Backwaters de Kavvayi, en Kerala
Surcado por más de 9.000 kilómetros de ríos y canales, el estado tropical de Kerala es famoso por sus exuberantes backwaters, un sistema fluvial surcado por antiguos barcos arroceros hoy convertidos en embarcaciones donde experimentar la tranquilidad y encanto de esta cultura flotante. Una opción viajera única durante cualquier visita a India del Sur que, sin embargo, encuentra otras alternativas más desconocidas al norte del estado.
Y una de ellas es Kavvayi, un conjunto de backwaters en torno a la zona de Payyanur donde eclosiona la curiosa cultura de los theyyams, un ritual organizado por la antigua casta de los brahamanes Namboothiri que supone toda una explosión de color. Además, podrás disfrutar de un tranquilo crucero por un microcosmos tropical a través de los cuatro ríos que envuelven la isla de Edayilakadu, formada por bosques dedicados a las serpientes sagradas. La mejor excusa para dejarse caer por esa «otra Kerala» y enlazar con las maravillas del estado colindante de Karnataka.
Meenakshi Temple, en India – Naguleswaram Temple (Sri Lanka)
Considerado como uno de los templos más importantes de India del Sur, el Meenakshi Temple se ubica en la población de Madurai, en el estado de Tamil Nadu, sostenido por diferentes gopuram (o umbrales al templo) cromados con hasta 1500 figuras de colores. Un icono que encuentra su símil, quizás menos llamativo eso sí… en otro país. La buena noticia es que su ubicación se encuentra al norte de Sri Lanka, país colindante con el sur de India y principal crisol de sus influencias.
No lejos de la localidad de Keerimalai, el Naguleswaram es un templo dedicado a Lord Shiva de colorida estructura. Además, su ubicación 50 metros de altitud sobre el nivel del mar lo convierte en el perfecto escenario para el Aadi Amaavaasai, una celebración tamil en la que se cargan las esculturas de los antepasados a través de las famosas termas de aguas minerales que rodean el templo. Un lugar donde la desconocida cultura del norte de Sri Lanka queda a tan solo un corto vuelo de distancia, especialmente desde la reciente apertura del Aeropuerto Internacional de Jaffna.
¿Te gustaría un viaje a India por sus joyas menos masificadas?