Considerado como uno de los medios de transporte más antiguos del mundo, el rickshaw es más que un simple vehículo: un estilo de vida que mide la cultura e historia de países como India.
Escrito por: Alberto Piernas
India se sostiene sobre tres ruedas
En las calles de Kerala, mujeres conducen un rickshaw cargado de comida envueltas en hojas de banano y calderos humeantes. Más al norte, las mujeres de Jaipur han encontrado en una flota de rickshaws rosas una vía de escape al machismo y la negación laboral. Hay algo en el vehículo más famoso de Asia, y en concreto de India, que va más allá de la simple funcionalidad. El rickshaw, también conocido como tuk tuk es hoy un patrimonio innegable de la cultura india, un transeúnte más, incluso (valga la redundancia) un vehículo de esperanza.
Aunque el rickshaw sea uno de los iconos insignia de India, este vehículo nació a finales del siglo XIX. En 1871, un rico comerciante chino mostró al rey Rama V de Tailandia el modelo de un carro tirado por una sola persona. Esta opción resultó de lo más fascinante para aquellas personas que no podían permitirse un caballo para recorrer las fangosas calles de Bangkok. El hecho de ser tirado por una persona, supuso una fuente de ingresos para las poblaciones más pobres del país, especialmente los hombres.
Con el paso del tiempo y los logros de la industrialización en países como China, Japón, Tailandia o India, el rickshaw pasó a tener tres ruedas y su otro nombre, tuk tuk (en referencia al ruido de su motor), comenzó a expandirse por cada calle, pueblo y ciudad del continente asiático.
En el caso de India, los primeros tuk tuks aparecieron en 1880 introducidos por el Reverendo J Fordyce en la ciudad de Calcutta. Con la llegada del siglo XX, y especialmente el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, el rickshaw se convirtió en motor de modernización para las zonas más ricas del Tercer Mundo, una paradoja (cuestionable o no), que con el paso del tiempo ha mutado en una reinvención social apabullante.
En ciudad como Mumbai, hoy los chófers decoran sus rickshaws con coloridos vinilos que hacen las delicias de periodistas aventureras. En Sri Lanka, los llamados «bread vans», tuk-tuks cargados de «paan» (pan en cingalés) se convirtieron en punto de encuentro entre ricos y pobres durante la pandemia en mitad de una carretera tropical sin necesidad de comparar las clases, sino celebrar la comida como símbolo de unión. Es una pequeña revolución que nace en cada chófer, itinerario e interacción.
«Si estás confundido acerca de cualquier tema, desde políticos hasta análisis geo-estratégicos, de cricket a Jemima Khan, siempre puedes parar a un rickshaw y preguntarle a su chófer por tu experta opinión», clamaba Syed Ali Abbas Zaidi, uno de los redactores del blog Plastic Tearz.
Los rickshaws hoy nos hacen soñar con viajes, con historias que se mueven a 80 km por hora de Delhi a Coimbatore, de Mysore a Varanasi. Es la ilusión de pensar que una sociedad se masca sobre asientos mullidos y aroma a chai recién comprado. De cambiar vidas y seguir viajando. De seguir convirtiendo el mundo en un lugar mejor.
¿Te gustaría viajar en rickshaw durante tu viaje a India?