En el mundo existen lugares a los que viajan todos los sueños e historias, y en el caso de India, ese «fin del mundo» se llama Kanyakumari. Descendemos al punto más meridional del gigante hindú para fundirnos con su amanecer (y atardecer).
Escrito por: Alberto Piernas Medina
Kanyakumari: la conversación del mar
Cuenta la historia que, hace cientos de años, en el estado de Tamil Nadu vivió una joven que esperaba a su novio para casarse y de tanto esperar se volvió virgen para la eternidad bajo el nombre de Kanya-Kumari. Según la leyenda, esta diosa tenía el poder para evitar que el mar cubriese toda la Tierra desde una posición privilegiada. Un cuento que aún flota sobre los tejados erosionados y las barcas de pescadores del pueblo de Kanyakumari.
Ubicado en el punto más meridional de India y también conocido como «La Princesa Virgen» o «Final de la Tierra», Kanyakumari es famoso por albergar cientos de leyendas y monumentos, además de ser el punto en el que se unen el océano Índico, el golfo de Bengala y la Mar de Arabia.
Un corazón oceánico al que se asoma el Cabo Comorin, con sus estatuas centenarias y sus atardeceres de leyenda. Descubrimos este lugar mágico a sumar a nuestro recorrido por la siempre exuberante India del Sur.
Qué ver en Kanyakumari
Uno de los aspectos que convierten Kanyakumari en un escenario tan especial reside en la posibilidad de ver el amanecer y el atardecer desde un mismo punto. La luz aquí se expande de cien formas y «estrellas polares», como bien se refirió Marco Polo a una lejana estatua que vio desde su barco cuando rozó el sur de India a finales del siglo XIII.
Kanyakumari es una tierra mística donde se despliegan templos y monumentos que atraen a cientos de peregrinos. Uno de esos lugares es el templo Kanyakumari, también conocido como Bhagvaty Amman y mencionado en escrituras antiguas como el Ramayana. Este templo construido hace 3000 años está dedicado a la diosa Kumari Amman, encarnación de la diosa Parvati en la mencionada joven virgen.
Otra de las atracciones más visitadas de Kanyakumari es el Monumento a la Roca Vivekananda, un islote situado a 100 metros de la orilla de Vavathurai y al que se puede llegar en ferry. Formado por dos rocas gigantes, el complejo fue concebido en 1970 en honor a Swami Vivekananda, monje budista que recibió la Iluminación en este lugar. El complejo cuenta con una entrada de meditación (o Dhyana Mandapam) y sus rocas son abrazadas por los susurros del mar, regalando panorámicas de ensueño.
Kanyakumari fue también una de las zonas más afectadas por el trágico tsunami del sudeste asiático en diciembre de 2004, motivo que llevó a construir un espacio en memoria de las más de 280.000 personas que fallecieron en diferentes países asiáticos. La historia reciente de India se despliega en Kanyakumari para guiarte hasta otro icono como es el memorial de Ghandi. Este mausoleo contiene las cenizas de Gandhi y es el primer lugar al que acarician los rayos de sol al amanecer. Kanyakumari mide cada uno de sus lugares, pero siempre sabe jugar con la luz y reconducirla a los secretos de su historia.
Entre monumentos, la esencia de Kanyakumari se palpa en los lejanos hombres que se adentran en el mar. En las casas que toman prestados sus colores del cielo crepuscular, y las especias que dilatan los puestos de comida y las calles olvidadas.
No sabemos si tomarás un rickshaw, si marcharás a pie, o si te acompañará uno de nuestros guías privados. Si te pierdes, la luz también será la encargada de guiarte hasta el gran balcón de India, o la Estatua de Thiruvalluvar, el mayor icono de Kanyakumari. Esta estatua de 29 metros ubicada sobre un promontorio de otros 11 metros supone un homenaje al poeta tamil Thiruvalluvar, quien vivió en algún momento entre el siglo I a.c. y el siglo VIII d.C. La estatua se conforma de diferentes esculturas de elefantes a modo de exuberante rosa de los vientos, y en su construcción participaron más de 500 escultores.
Y allí, junto a la estatua más icónica de India, el atardecer pide permiso al amanecer. El bullicio se detiene, porque solo la puesta de sol del sur de India es capaz de ralentizar, incluso hacer soñar, a todos los mortales. No es necesario que pidas indicaciones. En Kanyakumari, la luz te guía por cada uno de sus rincones.
¿Te gustaría visitar Kanyakumari durante tu viaje a India?