Los faros son elementos atemporales y perfectos testigos de la historia de mil lugares. Bordeamos costas lejanas en busca de los faros del mundo más fascinantes.
Escrito por: Alberto Piernas
«Una vez que se ve el faro, se ignora el resto del mar». Terri Guillemets.
Los faros nos recuerdan que alguna vez nos perdimos. Estructuras perdidas en los caprichos del mundo cuya luz ha permitido a miles de viajeros encontrar su destino a lo largo de la historia. En un mundo actual en el que las nuevas tecnologías y los GPS han cambiado la forma de orientarnos alrededor del globo, los faros continúan evocando historias de otro tiempo. La tripulación ya está lista y el viento a favor en dirección a los faros del mundo más fascinantes.
Faro de Galle (Sri Lanka)
Cuenta la leyenda que los portugueses navegaban hacia las actuales islas Maldivas, cuando una tormenta escupió el barco en una costa exuberante y lejana. De fondo, alguien escuchó el canto de un gallo y esta fue la inspiración que serviría para fundar el asentamiento de Galle en la costa suroeste de Sri Lanka. Más de quinientos años después, la ciudad de Galle invita al viajero a perderse entre las murallas, descubrir los contrastes de Fort Galle, la ciudad histórica, pero especialmente levantar la vista hacia su gran icono: el faro de Galle. Designado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como parte del conjunto cultural de la ciudad, Galle Lighthouse se viste de brisa y palmeras en la posición original de un faro anterior construido en 1848.
Lighthouse Beach (Kovalam)
El estado de Kerala, en India del Sur, posee un conjunto de playas exuberantes y mágicas donde los cocoteros dibujan nuevos escenarios. Sin embargo, una de las playas más famosas gira en torno a un faro, motivo que convierte Lighthouse Beach en todo un icono. Situada a pocos kilómetros de Trivandrum, el también conocido como Vizhinjam Lighthouse fue construido con piedras y coloreado en líneas rojas y blancas que le confieren una estética mágica desde su inauguración en 1972.
Horse Lighthouse (Corea del Sur)
Corea del Sur engloba algunos de los faros más curiosos del mundo, algunos futuristas, otros más tradicionales, pero pocos se equiparan al Faro del Caballo. Este icono llamado Iho Hang domina el puerto de Iho, no lejos de la playa de Iho Tewoo en la famosa Jeju Island. El faro es un guiño al caballo de Troya en la Eneida de Virgilio y mide 12 metros de alto y 8 metros de largo. Especialmente al ponerse al sol, este faro se convierte en una gema para fotógrafos e instagrammers de todo el planeta.
Cape Bojeador Lighthouse (Filipinas)
Existen faros tan ligados a una herencia cultural que redescubrirlos hoy supone el mejor tesoro. Este es el caso del faro de Cabo Bojeador en la gran isla de Luzon, en el corazón de Filipinas. Construido durante el período colonial español, este faro fue inaugurado en 1892 y servía como principal guía para los galeones españoles que surcaban el océano antes de la guerra con Estados Unidos. Actualmente, el faro continúa operativo y sigue guiando a los principales barcos internacionales que entran en el archipiélago filipino.
Faro de Aguada (India)
La conquista portuguesa en la costa oeste de India marcó la influencia de la zona a través de construcciones como el Faro de Aguada, el cual supone el perfecto cruce entre Oriente y Occidente. Incluido en el Fuerte de Aguada, situado en Sinquerim Beach, este faro fue construido en 1864 y engloba una de las grandes curiosidades de la zona de Old Goa: la gran campana ubicada en el faro fue encontrada entre las ruinas del antiguo monasterio de San Augusto hace escasos años.
Faro de Sidi Ifni (Marruecos)
En la costa sur de Marruecos encontramos un escenario árido lleno de historias: las de sus nómadas bereberes cubiertos en capuchas, sus playas donde practicar surf o cuevas rojizas que engloban los suspiros del desierto. Y allí, vigilante, el faro de Sidi Ifni vigila la historia de este rincón de Marruecos desde su posición privilegiada. Aunque se desconoce la fecha de construcción, se cree que el faro encendió su luz por primera vez en 1936, a principios del período en el que Sifi Ifni fue colonizada por España hasta 1969. Un espejismo blanquiazul cuyo color y diseños evocan la fantasía árabe que vinimos a buscar desde el primer momento.