El Yeti es uno de los mitos más populares de Nepal y el Tíbet pero, ¿cuánto hay de cierto en ello? O mejor: ¿cuáles son los lugares donde seguirle la pista al Yeti?
Escrito por: Alberto Piernas
¿Quién (o qué) es el Yeti?
Te contaban historias sobre él de pequeño. Incluso docenas de películas, entre ellas la famosa Monstruos S.A. de Disney y Pixar, incluía una escena de este monstruo nevado. Videojuegos, cuentos y poemas han ensalzado la figura del Yeti (o Abominable Hombre de las Nieves) desde hace miles de años. Pero cuando se trata de seguir las huellas de su origen, todas las miradas apuntan a las altas montañas de Nepal y el Tíbet.
Numerosas culturas del mundo han registrado en sus historias orales y escritas la presencia de un simio gigante: el Kunk de los Andes o el Yowi australiano son algunos ejemplos, si bien el más famoso es el Yeti del Himalaya. Desde hace siglos, las gentes de las zonas más altas de Nepal, como la etnia Sherpa, hablaban de una especie de orangután gigante que vivía en las cordilleras del Tíbet. Un mito que trascendió las fronteras en 1921 gracias al periodista Henry Newman tras entrevistar a varios viajeros llegados del Himalaya. Sin embargo, fue especialmente en la década de 1950 cuando numerosos escaladores occidentales aseguraron haber descubierto las huellas del Abominable Hombre de las Nieves.
Décadas después muchos investigadores, a través de pruebas de ADN de supuestos restos del yeti encontrado en el altiplano del Tíbet y el Himalaya, han dictaminado varias resoluciones que no gustarán a los más entusiastas. Un estudio de la bióloga estadounidense Charlotte Lindqvist reveló que, de las nueve muestras recogidas, una pertenecía a un perro y las otras a diferentes especies de osos, otro animal con el que siempre se ha relacionado al Yeti.
En cualquier caso, la decisión inicial de Lindqvit a la hora de asumir la investigación no era la de demostrar que el Yeti no existía, sino descubrir nuevas especies híbridas de osos aún no registradas. La base biológica al servicio de leyendas antiguas que realmente siempre nos gusta seguir escuchando.
Reliquias del yeti
En el pueblo de Khumjung, al noroeste de Nepal, existe un templo famoso por albergar supuestos restos de un Yeti. Este monasterio budista cuenta con una sala en la que luce una caja de cristal con «cuero cabelludo» del yeti, además de una supuesta mano. Sin embargo, numerosas pruebas han confirmado que estos restos pertenecen a un pariente del rebeco, un tipo de cabra himalaya y no a un primate. De hecho, lo que el visitante descubre es una especie de peluca postiza utilizada en las danzas rituales de los monjes hace más de 300 años, por lo que sí conserva un valor histórico reconocible.
Más allá de Khumjung, sin duda el mejor lugar para «avistar» huellas del Yeti es en los Himalayas. Es aquí donde se ha registrado el mayor número de supuestos avistamientos del Yeti. Según la revista Live Science, en 1986 el escalador Anthony Wooldridge aseguró haber visto a a la criatura a 500 pies de distancia. De hecho, aportó fotografías de los más convincentes que resultaron pertenecer… a una roca.
A pesar de las muchas pruebas posteriormente refutadas de la presencia del Yeti, la etnia Sherpa, guías de los exploradores del Everest a través del Himalaya, hablan del Yeti como parte esencial de su folclore. Muchos aseguran que esta bestia es fruto de presentimientos y en aquellas zonas altas, impenetrables, un monstruo musculoso y blanco es capaz de gritar de tal forma que te sientes una presa al instante. Los Sherpa son capaces de subir al Everest sin cansarse, según los estudios, porque su organismo tiene una capacidad más eficiente de gestionar el oxígeno así que, ¿por qué no creerles?
Hay algo en estas historias que nos gusta conservar, que no queremos que nos decepcionen. Quizás porque forma parte de la magia y misterio de un territorio, de un viaje. Nosotros no podemos prometerte que el Yeti exista o no pero quizás no haya una excusa más divertida a la hora de hacer ese viaje a Nepal tan esperado con Sociedad Geográfica de las Indias.