El gigante hindú nunca deja de sorprendernos con lugares remotos y fascinantes. Un buen ejemplo lo encontramos en Curdi, la aldea de India que solo es visitable una vez al año.
Escrito por: Alberto Piernas
Curdi, la aldea sumergida
En el interior de una presa, alguien vuelve a recorrer los antiguos recuerdos de su infancia. Aún permanece en pie su casa, ese rincón donde se jugaba a la pelota o donde recibió su primer beso. El visitante sabe que solo podrá sucumbir a la memoria por un corto período de tiempo. Dentro de unos días, el pueblo donde una vez vivió volverá a sumergirse en las aguas.
La aldea de Curdi, en el estado de Goa, es uno de los lugares más curiosos de India. El primer referente data del siglo XV, momento en que este lugar llegó a acoger hasta 5.000 habitantes que vivían de esta tierra próspera: arroz, cocos, anacardos y mangos eran ampliamente cultivados en los alrededores. Curdi fue dominada por el imperio portugués desde 1505 hasta 1961. Curiosamente, tan solo siete años después de su independencia, el destino de Curdi cambió para siempre.
Las autoridades locales valoraron la idea construir una presa para abastecer a todos los pueblos de la zona. En aquel momento, Curdi contaba con 3.000 habitantes, entre ellos hindús, musulmanes y cristianos. Sin embargo, nadie contaba con el pequeño gran detalle de que, para construir la presa, la aldea debería ser sumergida, ya que solo así el cauce del cercano río Salaulim podría abastecer a todos los pueblos vecinos.
En 1972, las autoridades dieron luz verde a la construcción de una presa que proveería a los vecinos de 400 millones de litros de agua al día. Hasta 1000 familias de Curdi tuvieron que mudarse al cercano pueblo de Vaddem gracias a las reubicaciones asignadas por el gobierno y una compensación económica. A pesar de las ayudas, los habitantes que realizaron el éxodo afrontaron duros problemas de salud, empleo y electricidad durante los primeros días, ya que curiosamente el agua de la reserva no alcanzaba el pueblo de Vaddem.
Durante más de una década, las familias fueron adaptándose a sus nuevos pueblos, hasta que en 1986 Curdi quedó sumergida por completo. Con el paso del tiempo los antiguos moradores de la aldea se percataron de un pequeño milagro: entre los meses de mayo y junio y debido a la sequía, el cauce de la presa descendía mostrando a la luz el pueblo de Curdi. Tras el descubrimiento, numerosas familias inician hoy un emocionante peregrinaje para descender hasta sus recuerdos.
A lo largo de estos días, las familias aprovechan para hacer un picnic junto a las diversas estructuras que aún se mantienen en pie en el pueblo. Además, suelen celebrar el utsava, una celebración típica con motivo de una ocasión especial y que tiene lugar en el antiguo Templo de Someshwar.
En 2016, el joven cineasta Saumyananda Sahi realizó un documental sobre Curdi tras leer una tesis realizada por Venisha Fernandes, cuya familia vivió originalmente en la aldea. Titulado Remembering Kurdi, el documental incluye entrevistas con antiguos habitantes de Curdi y obtuvo un gran éxito de crítica en diferentes festivales de cine nacionales e internacionales.
Se puede acceder al contenido a través de este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=zHFEM1Pcd-c
La aldea de Curdi refleja el sacrificio de un pueblo por nutrir al resto de un estado. Las memorias sumergidas que alguien puede recuperar una vez al año como mejor metáfora de la nostalgia, de quien vuelve a caminar por su pasado sabiendo que su tiempo es tan finito como especial. ¿Te gustaría descubrir la curiosa aldea de Curdi en los meses de mayo y junio durante tu próximo viaje a India?