Panda rojo, uno de los habitantes más adorables de Bután. © Wikipedia Commons
El País de la Felicidad es una de las grandes mecas de biodiversidad de todo el continente asiático pero, en ocasiones, asoma la gran pregunta: ¿realmente se puede hacer un safari en Bután? Respondemos a todas las dudas.
Escrito por: Alberto Piernas
Bután: ese país donde naturaleza y cultura conviven felizmente desde hace siglos. © Göran Höglund (Kartläsarn)
Bután es conocido mundialmente como el País de la Felicidad gracias a las diferentes medidas que el gobierno ha llevado a cabo durante las últimas décadas: desde proteger todas las formas de artesanía nacional hasta limitar las visitas turísticas a la compañía de un guía (no, no todo se puede visitar aquí), pasando por la conservación de una biodiversidad rica y única.
De hecho, y si atendemos a las cifras oficiales, Bután cuenta con hasta 6126 especies de anfibios, aves, reptiles, mamíferos y plantas registradas, de las cuales hasta 774 solo son aves. Criaturas que circulan libremente entre ríos caudalosos, los picos de los Himalayas y bosque de coníferas y otras especies que tapizan valles de ensueño.
Solo entonces, y tras apreciar el mapa de naturaleza del país y la presencia de safaris en los vecinos India, Sri Lanka y Nepal, seguro que te has preguntado alguna vez si realmente se puede hacer un safari en Bután.
¿Qué es un safari?
Safari en Minneriya (Sri Lanka) © Lanka Holidays
Antes de desvelarte la respuesta, es importante saber qué es un safari. Esta antigua excursión de caza ha mutado con los años y, actualmente, sirve para designar todo aquel ‘viaje’ (significado de ‘safari’ en swahili) que se realiza en zonas habilitadas para la observación de animales, generalmente en vehículos como todoterrenos.
El safari es una tipología de viaje que se realiza especialmente en África, si bien se extiende a otros continentes como Asia y países como India y sus muchos parques nacionales, Sri Lanka (en Yala, por ejemplo) o Nepal (Chitwan). Sin embargo, lo que puedes hacer en Bután podría llamarse safari… o tal vez mejor no.
¿Se puede hacer un safari en Bután?
El takin, el curioso animal nacional de Bután. © Bhuthan Tours
Realizar un safari como tal no es común en Bután, un país donde el uso de vehículos a motor está muy controlado. En su lugar, el país asiático opta por excursiones en la naturaleza algo más analógicas y que se desmarcan del concepto clásico de safari: aquí se prescinde del jeep y se va más allá de la simple observación para sucumbir a más actividades como picnic, fotografía de paisajes o, especialmente, trekking.
No hay safaris, pero sí aventuras igual de inolvidables
Observación de aves
Grulla cuellinegra, el ave más legendaria de Bután (y que tiene su propio festival) © Wikipedia Commons
Quizás no existe un safari en Bután pero sí experiencias igualmente épicas (o incluso mejores), entre ellas la observación de las 774 especies de aves de Bután. El birdwatching es ideal de realizar en áreas como el Parque Nacional Jigme Dorji o el Valle de Phobjikha, hogar de la grulla cuellinegra. Postales en las que la naturaleza se entremezcla con la cultura, celebraciones y poblados perdidos de una forma orgánica y mucho menos «turística» que un safari.
Trekking y caminatas
El trekking, una forma apasionante de conocer la naturaleza de Bután. © BT
Si desciendes del jeep durante un safari en África, quizás no sea lo más recomendable. Sin embargo, en Bután el trekking se convierte en el mejor aliado a la hora de sumergirnos en una naturaleza fragante y majestuosa, entre puentes colgantes sobre ríos legendarios, valles estremecidos por el lejano sonido de las campanas de un dzong o iconos como el Nido del Tigre, fundado a partir de la llegada del Gurú Rinpoche a lomos de una tigresa alada.
Exploración de parques nacionales
No es un safari en Bután. Es algo incluso mejor. © Wikipedia Commons
Bután ostenta parques nacionales tan emblemáticos como el Jigme Dorji, el Royal Manas – el más antiguo del país – o el Bumdeling Wildlife Sanctuary. Oasis de naturaleza ideales para explorar en busca del takín, una mezcla de alce, cabra y vaca, además de animal nacional de Bután; el panda rojo, el langur dorado o, con suerte, el leopardo de las nieves.
Visitar centros de conservación
El takin cuenta con su propia reserva cerca de Timphu.
Bután es un país que otorga una perspectiva diferente de la naturaleza, habilitando diversos centros de interpretación, como la Reserva Motithang del Takín, cerca de Thimpu, donde se asiste la reproducción, control y conservación de este animal. De esta forma, el visitante no solo puede disfrutar de espacios de gran biodiversidad, sino también de aquellos lugares que permiten tomar conciencia de lo importante que es conservar y mantener el patrimonio natural y cultural. Básicamente, lo contrario a un safari. Y si nos permites el atrevimiento, incluso mucho mejor.
¿Te gustaría hacer el anti-safari durante tu viaje a Bután?