Viajar a Bután implica conocer los mejores dzongs, o templos tradicionales que encierran tantos universos como formas de adentrarse en la cultura del país más feliz del mundo.
Escrito por: Alberto Piernas
Cuando analizamos la arquitectura típica alrededor del mundo, encontramos tantas serendipias como formas de aproximarnos a un territorio: ahí tenemos las estupas budistas de Nepal, las ciudades mayas del mexicano Yucatán, los trullos de Apulia, en el sur de Italia; o los dzongs de Bután pero… ¿qué son los dzongs, de hecho? La arquitectura jong o dzong procede del Tíbet y es un estilo presente en diversas fortalezas-monasterio que encontramos en regiones de la zona tibetana, especialmente en Bután.
Un conjunto de muros rematados por torres que servían de hogar a los monjes budistas y hoy suponen el mejor escenario de postal a la hora de visitar el conocido como país más feliz del mundo. La época de esplendor de los dzongs tuvo lugar en el siglo XVII, si bien hoy continúan siendo perfectos espejos de la memoria e historia de un país donde la vida espiritual se vive a través de una vida asceta, total meditación y los siguientes mejores dzongs de Bután que no te puedes perder durante esa próxima aventura.
Mejores dzongs de Bután
Dzong Trongsa
Construido en 1648, Trongsa Dzong está considerado como el monasterio más grande de todo el país y se ubica en el distrito central de Trongsa Dzongkhag, evocando aún su antigua posición estratégica entre ambos extremos de Bután. Considerado de gran importante a la hora de controlar el reino, este dzong se eleva sobre una colina acariciada por los secretos del río Mangde y la propia ciudad. Pero lo mejor lo encontramos tras entrar, ya que este dzong engloba hasta 25 templos y un laberinto de patios, pasillos y arte budista simplemente fascinante.
Dzong Lhuntse
En el pueblo de Lhuntse, al este de Bután y a orillas del río Kuri nos encontramos con la perfecta elipsis de un valle místico: el dzong Lhuntse, cuna ancestral de la dinastía Wangchuck, la cual ordenó encontrar una cresta natural similar a la trompa de un elefante a la hora de erigir el templo. El resultado es un nuevo icono, íntimamente relacionado con la Casa Real actual de Bután, donde cinco templos suspiran las leyendas de otro tiempo, tan solo interrumpida por el paso de monjes residentes.
Dzong Punakha
Este dzong se ubica en la confluencia entre los río Mo (madre) y Po (padre), en el valle de Punakha, una de las zonas que visitarás en tu próximo viaje a Bután. Construido en 1637, este dzong fue siempre la residencia invernal para los monjes que solían descender del frío norte al cálido sur a fin de esperar al final de la época fría. Un oasis espiritual que, especialmente en primavera, supone un festín cromático gracias a las jacarandas que crecen en su espacio interior, como si las nubes se hubieran acercado a besar este oasis de monjes en túnicas color carmesí y antiguas escrituras de Zhabdrung Ngawang, atribuído como unificador de Bután como estado nacional.
Dzong Jakar
Este dzong se construyó originalmente como monasterio en 1549 y fue la sede del primer rey de Bután. Ubicado en lo alto del pintoresco valle de Chokhor, en ocasiones mencionada como la «Pequeña Suiza», el dzong ofrece exuberantes vistas del valle al que un grupo de lamas llegó siguiendo el vuelo de un pájaro blanco que, tras posarse en una colina, determinó como capricho del destino la ubicación actual del monasterio, el cual cuenta con un exclusivo manantial cercano que ha abastecido a sus monjes durante siglos.
Dzong Rinchen Pung
Uno de los dzongs más populares de Bután lo encontramos cerca de la ciudad de Paro, ideal para realizar una visita al llegar al país. Incluido como sitio provisional de Bután para su inclusión en la UNESCO, el dzong de Paro fue construido en el siglo XV sobre una colina cerca del actual dzong Ta (actual Museo Nacional de Bután) ofrecida al lama Drung Drung Gyal. Los colores cálidos bailan entre sí dentro de un conjunto monástico que alberga hasta 200 monjes que conviven entre salas de oración e instalaciones forradas de frescos típicos que invocan un multiverso paralelo.
¿Te gustaría conocer estos fascinantes dzongs durante tu próximo viaje a Bután?