Escrito por: Enric Donate
Introducido por los ingleses, el té es uno de los productos de exportación con mayor reputación del subcontinente indio.
Cuenta le leyenda que un emperador chino se quedó dormido bajo un arbusto de camelia. Llevaba en sus manos un pequeño cuenco con agua hervida cuando una hoja cayó dentro del recipiente. Al despertarse, el emperador sorbió el líquido sin darse cuenta del ligero tinte que había adquirido. Le gustó tanto el sabor que decidió usar las hojas de aquel arbusto para aromatizar su agua hervida.
India se unió a la geografía del té mucho más tarde, cuando los ingleses difundieron el cultivo por su principal colonia. Con los años India llegó a ser el primer productor mundial y es hoy en día el mayor consumidor de té. Las dos zonas principales de producción son Assam y Darjeeling, en el noreste del país. En cada zona, el viajero se encuentra con una cultura particular y un paisaje único que llenan el aire de los aromas del té. Si te gusta la infusión imperial, sin duda, India es un destino que te enamorará.
Empieza por explorar la zona de Darjeeling, conocida como la Reina de las Montañas. Darjeeling fue capital de verano para los británicos que vivían en Calcuta. La población conserva el aire colonial, lleno de iglesias y elegantes bungalows de estilo europeo. Alojarse en una plantación nos lleva directamente al siglo XIX. Desde Darjeeling, un trekking nocturno hasta la Colina del Tigre nos permitirá ver la salida del sol sobre los picos nevados del Himalaya Oriental, dominado por el majestuoso Kanchenjunga.
En Darjeeling se produce uno de los tés más apreciados del mundo, el té blanco puro o agujas de plata que se elabora con las yemas más tiernas del arbusto. El anverso aterciopelado de los brotes le confiere a la infusión el color grisáceo plateado y al ser hojas jóvenes sin oxidación su sabor y perfume son suavemente cautivadores.
Continúa el viaje hacia el este y encontrarás Assam. La mayor región productora de India es conocida por el té negro. Las colinas de Assam flanquean al Brahmaputra, uno de los cuatro ríos sagrados del país. La inmensidad de sus aguas se confunde a veces con el mar y en su interior hay grandes islas que emergen según la estación del año. El té de Assam se procesa, oxida y fermenta hasta conseguir una infusión oscura, intensa y compleja. Es delicioso por sí mismo o aromatizado con bergamota (Earl Grey), el té inglés por antonomasia. En India, lo encontrarás en cada esquina. Aquí se complementa con especias, azúcar y leche para elaborar el famoso chai. Sentarse a compartir una taza con los locales es la mejor forma de conocer la cultura del té en India.