COLOR Y VIDA
Una vez asentados en casa e inmersos de nuevo en la rutina, se me hace necesario tomar un descanso para escribir y dar las gracias en nombre de todo el grupo a todos los componentes de la Sociedad Geográfica de las Indias por su atención permanente, por las buenas gestiones y por hacernos sentir, en todo momento, arropados y seguros en nuestro viaje.
Sería difícil describir todas las emociones sentidas en el viaje, hace falta tiempo para fijar imágenes y recuerdos, miradas, sabores, colores…. pero la mente irá seleccionando momentos y fijándolos como experiencias vitales que conforman y completan una vida, en la que viajar y conocer culturas diferentes ocupa un espacio importante.
Hemos visto India en los ojos, las manos y las palabras de Amarjeet. Todos quedamos envueltos por su permanente compañía, su absoluta discreción y saber estar, por saber medir los tiempos y por adelantarse a las necesidades de todos, pero sobre todo por su paz, su sonrisa y su manera de vivir y hacer vivir la India. Nos cautivó definitivamente en un concierto de sitar y tabla en una noche de lluvia, y nos sentimos un poco huérfanos en la despedida del aeropuerto al embarcar hacia Nepal.
En nuestro viaje nos hemos sentido pequeños al contemplar la inmensidad de los Himalayas y hemos sentido la paz que transmiten los que rezan en los templos; hemos caminado entre el más absoluto de los caos circulatorios y hemos reído viendo a los monos robar plátanos; nos hemos emocionado con las poojas en el Ganges y con las comidas multitudinarias de los templos; hemos visto edificios, palacios y templos que son obras de arte imposibles de contemplar con la boca cerrada, mujeres que ponen color a los campos con sus saris, ciudades medievales llenas de vida, gente rezando alrededor de las estupas (al verlas solo puedas callar y ofrecer tu respeto); hemos visto pobreza digna (y otra no tan digna); hemos descubierto sabores exquisitos de mil especias, bodas multitudinarias con ritmo y volumen de locura, bodas discretas con jóvenes novias de mirada triste, tumbas que son palacios de cuentos de hadas y piras funerarias donde sobrecoge el silencio e impera el respeto; hemos utilizado todos los transportes posibles, y en el recuerdo quedan los esfuerzos de los conductores de rickshaw.
Del lado humano nos quedamos con las miradas de la gente: los que piden, los que venden, los que ríen, los que preguntan, los que se extrañan, los que saludan con su constante «namasté», pero todos ellos con esa mirada profunda y tranquila que a veces parece salida del corazón, y otras, no se sabe muy bien si de la resignación.
En nombre de todo el grupo gracias a Jorge, Marina, Pablo, Misal, Amarjeet, Rajir, los conductores y asistentes, y a todos los que habéis contribuido a hacer de este viaje una experiencia vital e inolvidable, y por hacernos felices durante nuestro descubrimiento de India y Nepal.
Espero que nuestros caminos se vuelvan a cruzar. Namasté.
Juani
Great, thanks for sharing this article. Really Cool.
Lo he visto, tocado y olido a través de tus ojos.
Gracias Juani por estar ahí siempre, incluso en el Himalaya.
Un beso