Escrito por: Lorena Pérez
Decenas de festivales anuales muestran la cultura y tradición milenaria de Bután.
Descubrir Bután, un país rodeado por montañas de más de 8.000 metros de altura, supone realizar un viaje en el tiempo hacia una región aún desconocida y misteriosa. Esta pequeña nación del Himalaya donde la riqueza se mide en función de la felicidad y no del dinero, puede presumir de conservar de manera casi intacta una cultura única y ancestral que da sentido a su sociedad.
Una de las mayores expresiones de esta cultura milenaria la podemos encontrar en la multitud de festivales que se celebran a lo largo de año por todo el país. Estos festivales denominados tsechu en la lengua local, son rituales religiosos que duran varios días y que se convierten en toda una celebración social para los butaneses. En ellos monjes y laicos rinden tributo a Guru Rimpoche, el fundador en el siglo VIII de la escuela budista Nyingma del Tíbet, Bután y Nepal.
Durante los tsechu se puede disfrutar de representaciones de la mitología budista, danzas tradicionales e incluso espectáculos humorísticos con típicos payasos butaneses. En las danzas y rituales los bailarines vestidos con coloridos trajes y máscaras se transforman en deidades que limpian, iluminan y purifican a los espectadores con sus movimientos y acrobacias.
Cada año se celebran más de 30 festivales por todo Bután, por lo que es muy probable poder disfrutar de alguno de ellos si se programa el viaje adecuadamente. Destacan por su grandiosidad y trascendencia los festivales de Paro y Timbu, las ciudades más importantes de Bután. El Tsechu de Paro se celebra cada año a mediados de abril en el monasterio de Rinpung Dzong, y el Tsechu de Timbu se organiza a principios de octubre en el monasterio budista Tashichoedzong, al norte de la ciudad. Ambos festivales duran entre 3 y 5 días y permiten disfrutar de cautivadores rituales como “la danza de los sombreros negros” o “la danza de los tres reyes de Ging”.
Otros interesantes festivales menos conocidos son el Tsechu de la ciudad de Punakha que se celebra a mediados de marzo, el Tshechu de Wangdue a principios de octubre en la ciudad Wangduephodrang o el Jambay Lhakhang Drup de la ciudad de Bumthang en noviembre.
Disfrutar de uno de estos festivales es una de las mejores maneras de conocer el patrimonio cultural y artístico del país, además de una gran oportunidad de contemplar exóticas máscaras y bellos vestidos y joyas de bailarines y espectadores. El entusiasmo con el que el público y los artistas viven estos espectáculos es una muestra de la pasión con la que los butaneses aún viven su rico presente cultural y religioso.