En todos los países existe una ciudad donde los sueños pueden hacerse realidad, y en India, esa ciudad es Mumbai.
Ciudad de contrastes por antonomasia: antigua y moderna, tremendamente pobre (tiene el triste honor de albergar el segundo suburbio más pobre de Asia: Dharavi) y descaradamente rica (a los rascacielos de Nariman Point se desplazan diariamente miles de financieros para negociar millones de dólares).
En ella, se baila hasta el amanecer, pero aún se sigue rezando al alba; concurren naturalmente noctámbulos y místicos.
Es la ciudad donde Mukesh Ambani (la mayor fortuna de India) se está construyendo una casa de veintisiete plantas, con un servicio de seiscientas personas para una familia de sólo seis miembros.
Y es, simultáneamente, la urbe donde encontraremos callejones atestados de gente en los mercadillos de Null y Chor, donde artesanos de Lucknow bordan maravillas en seda, y joyeros crean sueños en diamante, oro y exóticas gemas.
Los mumbaitíes miran a su ciudad con tremendo orgullo y con una pasión que suele exasperar al resto del país y a visitantes extranjeros que no tienen recato en calificar de arrogante una actitud vital de extrema dignidad y genuina solidaridad, demostrada hasta el denuedo tras los trágicos ataques terroristas sufridos en Noviembre de 2008.
El patio del recreo de Mumbai son sus dos playas emblemáticas: Chowpatty y Juhu. Un paseo al atardecer por ellas en sábado o domingo, dejándose llevar por la marea de gente que mira sin ver, por las familias que se reunen en la arena, por los niños semidesnudos que chapotean con neumáticos usados (pese a que las aguas no son aptas para el baño), por las parejas que timidamente se arrullan y besan a escondidas, por los charlatanes que venden la buenaventura, por las pandillas de adolescentes que sueñan con amores de cine y cantan a sus ídolos….., es la mejor inmersión en un pais, en una sociedad viva y apasionante como la de Mumbai, crisol de toda la India.
A los indios en general, y a los mumbaities en particular, les encanta comer entre horas. Para ellos, toda comida debe incluir un alimento consistente, bien sea un plato de arroz, un «dal» o alguna clase de pan. Cualquier otra cosa se considera sólo un tentempié, mera excusa para acercarse al puesto más cercano para tomar un «chai masala» y aprovechar para departir con compañeros y transeúntes. Entre esos tentempiés están los «chaat», término que literalmente significa «producto para lamerse los dedos».
La sublimación de los chaat la encontramos en Mumbai (y dentro ella, en las playas de Chowpatty y Juhu) cuyos innumerables puestos callejeros compiten entre sí no sólo en calidad gastronómica, sino también en apariencia externa, colorido, música más moderna y atronadora……. Tal es su éxito que se han exportado a toda India.
El chaat predilecto de Mumbai es el llamado «bhel puri», una sabrosa mezcla de arroz inflado, patata, mango verde, hojas de cilantro y menta, jengibre, tomate y el secreto «chaat masala» (aderezo de sal negra, limón, chile, comino y mango verde en polvo), servido en hojas de banano o boles metálicos, todo ligado con chutney ácido de tamarindo.
Se prepara en el acto, a la vista del cliente, quien si es ya un iniciado, puede sugerir más o menos picante, más o menos ácido, según su gusto personal. Ni sacia el hambre, ni es nutricionalmente equilibrado, pero probar uno en Chowpatty Beach un sábado al anochecer, es una de las experiencias más enriquecedoras para cualquier visitante de mi querida Mumbai.
Mumbai, Yaar!!!!!
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Sobre la autora: Belén García-Martín viaja cada año a India, casi siempre en solitario, país que ha recorrido de norte a sur, y de este a oeste, para reencontrarse con viejos amigos, hacer otros nuevos, y lo que más le apasiona: sentir, oler, oír, ver, tocar y vivir en hindi… Para más información: [Quiénes somos]
Me recuerda mi niñez donde no pensaba en problemas ni barreras de la vida todo era más fácil ,pero crecimos y entramos en otro mundo
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Un relato encantador sobre Mumbai, que bien se aprecia que quien lo escribe lo conoce y ama. Me trae hermosos recuerdos de las noches de Colaba y Marina Drive…