Consejos para tu viaje a India, escritos por J.J.C., uno de los viajeros de Sociedad Geográfica de las Indias:
La India impresiona aun en el viaje peor organizado y con el peor de los guías. Nuestro viaje lo organizó la Sociedad Geográfica de las Indias. Impecable. Es lo más parecido a que te lo organicen unos amigos que te quieren bien y conocedores del país, pero pagándoles. Aporta además al guía Lalit. Para cantar sus méritos humanos y profesionales necesitaría un folio aparte. El mejor guía posible (y el más coqueto).
Tener en cuenta estos consejos te puede servir.
- Conducir por la India es muy peligroso. Siempre pensamos que nunca nos va a pasar, pero no está de más decirle al guía que le haga saber al conductor que no tenemos prisa. Hay kamikazes de norte a sur y ya hemos hablado de cómo se conduce por la India.
- Prepárate para un número ingente de propinas. Al guía, a los conductores de los vehículos (suelen ser varios), a sus ayudantes, a quienes te recogen el equipaje al llegar al hotel, a quienes te lo suben a las habitaciones, a algún camarero/a especialmente amable en los hoteles, en las toiletes de todos los lugares que se visitan y restaurantes de carretera, a los que guardan los zapatos, a los conductores de los taxis-bicis, a quienes dan ropa a las mujeres u hombres para cubrirse en las mezquitas o templos que lo requieren (a esta propina te puedes negar ), a espontáneos que en los aeropuertos o estaciones y al menor descuido, te ayudan con el equipaje. Por eso nada más práctico que procurarse siempre billetes pequeños.
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Llévate unos calcetines siempre encima, además de los puestos. Hay que descalzarse en algún momento del día y el suelo puede estar caliente, húmedo, sucio.
- No te desesperes si no entiendes el inglés que te hablan (con el trabajo que cuesta aprenderlo). Es normal que tengas que pedir que te repitan las cosas. No es el inglés de los lores el que vas a escuchar.
- Otra rareza: En los aeropuertos para vuelos domésticos se consiguen mejores precios que en los mercados, tiendas o vendedores callejeros.
- Prepárate para estos últimos. No es ni de lejos el insoportable agobio de otros países. Pero su persistencia, casi siempre educada, es invencible. Y sobre todo, en ellos hay un matiz distinto: dignidad y agradecimiento. Cuando compras algo para que te dejen en paz, te muestran un agradecimiento tan sincero, que te arrepientes –a veces, claro- de haber pagado una cantidad tan ridícula. Unos céntimos de euros es una comida en la India.
En la subida en elefante al Fuerte Amber de Jaipur, un vendedor me ofreció en español unas láminas que jamás hubiera comprado. Me acompañó toda la subida bajo un calor tremendo, en una situación incomodísima por el continuo trasiego de elefantes que tenía que esquivar, impasible ante mi indiferencia, a gritos desde el suelo. A medida que subíamos se le iba cubriendo de sudor su gastada camisa. Era conmovedor. Acepté su última oferta sin ningún interés por las láminas (han resultado un éxito entre mis amigos). Antes le ofrecí 200 rupias de regalo para que me dejara en paz, pero me dijo que no quería propinas, que quería vender. Hecha la venta (el guía del elefante se quedó con 100 rupias de comisión), me expresó un enorme agradecimiento y me dejó una pregunta:
– Are you happy?
Sí, yo estaba feliz por él y porque seguía en la India…
Este viaje hubiera sido peor en todo, sin la compañía de Juan Carlos, Isabel, Alberto y Amelia. Lo saben. Honor y gloria para ellos.
J.J.C.