Escrito por: Javier Galán
El mercado de Chandni Chowk es una apuesta segura para todos que se preguntan qué ver en Delhi. El caos organizado de uno de los mayores mercados del país es una experiencia fascinante para el viajero.
Delhi es, a menudo, la puerta de entrada de los viajeros a la India. Pero no es hasta poner el pie en el mercado Chandni Chowk, en la vieja ciudad de Delhi, cuando sabes que estás pisando la auténtica India. La de las angostas callejuelas y los abarrotados bazares; la del tráfico incesante de rickshaws, motos, peatones y bicicletas; la de los regateos a gritos y los olores penetrantes; la del tendido eléctrico cuyo cableado hay que sortear porque está a la altura de las cabezas; en definitiva, esa parte de la India cuyo recuerdo impacta al visitante y permanece en su retina mucho tiempo después.
Los ecos románticos de su nombre, que significa “luz de luna”, se difuminan un poco en la atmósfera hiperactiva de Chandni Chowk. El laberíntico mercado, uno de los mayores del país en venta al por mayor, se despereza con el sol, y merece la pena madrugar para atestiguarlo. No solo porque las temperaturas son más llevaderas, sino también porque el ajetreo de primeras horas de la mañana es digno de verse. Remolques atestados de todo tipo de mercancías renquean por las callejuelas, esquivando rickshaws kamikazes y peatones despistados.
El mercado se organiza por especialidades, de modo que cada calle y cada galería tiene asignado su producto estrella: ropa, libros, joyas, artículos de ferretería y menaje, especias y frutos secos, tapices, alfombras, iconos religiosos… y casi cualquier cosa que el visitante pueda imaginar tiene en Chandni Chowk su espacio asignado. Conviene reservar varias horas para visitar el mercado, porque es muy fácil perder la noción del tiempo y del espacio mientras se callejea de un universo a otro.
La mejor referencia a tomar es la calle principal, de la que salen infinitas arterias a explorar. Antiguamente había canales que, dicen las leyendas, reflejaban la luz de la luna. Hoy, si hay algo que refleja este mercado es un fascinante crisol de culturas. Mujeres engalanadas con coloridos saris de seda, hombres vestidos con camisas de lino blanco que gesticulan a gritos o sijs con grandes turbantes. Chandni Chowk es el lugar de abastecimiento preferido de la población local de Delhi, por eso resulta la inmersión perfecta para hacerse una idea de lo que es la ciudad y el país en general.
Ese mosaico cultural también se aprecia en la gastronomía. Porque como no podía ser de otro modo, hay varias manzanas dedicadas en exclusiva a la comida. Atreverse a probar las especialidades locales nunca defrauda, y aquí se puede encontrar prácticamente de todo. El mismo argumento vale para los cultos: encajados en el congestionado mercado existen varios edificios dedicados a distintas religiones: templos hindúes y budistas, mezquitas y alguna que otra iglesia cristiana conviven en armonía. Chandni Chowk llegó a ser el mercado más grande de la India, y aunque hoy ese título está más disputado, sigue siendo el lugar de Delhi al que ir para vivir un genuino shock cultural.