Escrito por: Javier Galán
Globos de Bután: Las fotos que muestran la felicidad de un país
En el año 2007, el reputado artista Jonathan Harris cogió su cámara de fotos y decidió viajar hasta Bután para intentar descubrir y retratar eso que el gobierno del país había bautizado como “Felicidad Interior Bruta”, un nuevo concepto que atrajo desde el primer momento la atención internacional de todos los demás países del mundo. Su proyecto Globos de Bután es el resultado de este viaje.
Escrito por: Lorena Pérez
El templo dorado de Amritsar [VÍDEO]
La ciudad de Amritsar, próxima a la frontera paquistaní, es una de las joyas aún por explorar por los occidentales. Este epicentro cultural y espiritual del sijismo alberga el Templo Dorado de Amritsar, centro de peregrinación religioso al que los sijs deben acudir al menos una vez en la vida. La espiritualidad, la belleza y las buenas prestaciones para el turista son garantes de una estancia mágica.
Escrito por: Esther Pardo
Viajar a Sri Lanka: mil razones para ir, un millón para volver
Escrito por: Eva del Amo
Cada viajero que llega a Sri Lanka guarda en su interior el motivo que le ha llevado a acercarse a este maravilloso país al que Marco Polo bautizó como “la isla más bonita del mundo”. Hay quien acude a la antigua Ceilán en busca de exotismo, y los hay que desean descubrir su exuberante naturaleza. Personas que quieren viajar a Sri Lanka para disfrutar de su gastronomía, cultura o paisaje… Y todos, absolutamente todos ellos, se encuentran con la hospitalidad de sus gentes.
Si busca una razón objetiva para descubrir el paraíso puede encontrarla en los ocho lugares que el país tiene en las listas de bienes culturales y naturales Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, desde la Ciudad Santa de Anuradhpura a la de Polonnaruwa, pasando por la de Sigiriya o la de Kandy. Impresiona la Reserva Forestal de Sinharaja y las fortificaciones de la ciudad de Galle, así como el Templo Dorado de Danbulla o las mesetas centrales de la isla.
Sri Lanka es el país de las piedras preciosas, con excelente calidad y buen precio. Más del 50% de las gemas del mundo son naturales de la isla, con el zafiro como protagonista. Paseando por las calles de la ciudad de Kandy resulta imperdonable no entrar, al menos una vez, en sus preciosas joyerías para admirar los increíbles trabajos realizados con ellas.
Y de la ciudad a la naturaleza, porque este país es la cuna del elefante asiático, que se puede ver tanto en libertad como en lugares protegidos. El Orfanato de Elefantes de Pinnawala es un magnífico lugar para los niños, pues, siempre desde el respeto, podrán acercarse a ellos, tocarles e incluso darles de comer.
Y si el interés que nos ha llevado a viajar a Sri Lanka es gastronómico, nada mejor como descubrir las montañas en donde crece uno de los mejores tés negros del mundo. Viajar a Sri Lanka para visitar las plantaciones de Nuwara Eliya se convierte en toda una experiencia que puede culminar con una cata de diferentes clases de tés. Probablemente, de los mejores que habrás probado en tu vida.
El país entero es un precioso jardín botánico. Nadie puede abandonarlo sin visitar una de las fábricas de canela y retroceder en el tiempo, cuando la Ruta de la Seda pasaba por Ceilán para abastecerse de los regalos naturales de la isla. Un lujo que hoy se puede descubrir a través de los platos de su rica y variada cocina. Toda una experiencia sensorial.
Sri Lanka es también una tierra con arraigadas costumbres. Peregrinar a Kandy es a lo que aspira cualquier budista de la escuela Theravada. Allí se encuentra el Templo del Diente de Buda. Tras una puerta de marfil que se abre tres veces al día observamos un relicario de oro que esconde siete cajas una dentro de otra. Es allí donde se guarda la reliquia.
Un país para ver y para sentir. Naturaleza desbordante, cultura recóndita, coquetos hoteles… solo tienes que encontrar la razón que te llevará a conocerlo.
Secretos y leyendas del Palacio de los Vientos de Jaipur
Parques naturales de India: lugares de cuento
Escrito por: Tania Rodrígeuz
La madre naturaleza se muestra en sus plenas facultades y expresiones en los parques naturales de India. Pocos países en el mundo gozan de semejante diversidad y, en consecuencia, de tal número de Parques Naturales -actualmente hay cerca de cien Parques Nacionales de India-, lo cual supone un área territorial de casi 40.000 kilómetros cuadrados.
La belleza y majestuosidad de estos espacios de protección natural conlleva una mayor atención turística, sin embargo, la mayoría de los tours de estas características se centran en cuatro o cinco nombres, entre ellos el Parque Nacional de Bhandavgarh o de Pench, olvidándose –o relegando a un segundo plano- a otros destinos igualmente sorprendentes. Muchos de los parques naturales de India son unas joyas todavía por descubrir. A ellos dedicamos hoy este artículo.
Uno de los espacios de mayor valor del país se halla en el Bosque de Gir, ubicado dentro de una reserva natural en el estado de Guyarat. En India se refieren a este lugar como el Santuario, una región de más de mil kilómetros de extensión en la cual se topa el Bosque mencionado –antiguamente coto real de caza-, en el que viven los últimos ejemplares salvajes de león asiático, aproximadamente entre unos 200 y 260. Además de este tipo de felino, es posible avistar leopardos, tigres, gatos de la jungla, hienas rayadas, chacales, mangostas indias y gatos monteses. Más al norte, en el estado de Uttaranchal, se sitúa el Parque Natural conocido como Valle de las Flores, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco a finales de los noventa. Alberga una amplia variedad de fauna y flora, esta última responsable de la gran belleza de sus laderas y prados, atestados de orquídeas, papaveráceas, caléndulas o margaritas, entre otras flores.
Los amantes del mar hallarán en el Parque Nacional Marino del Golfo de Mannar un tesoro submarino exquisito, formado debido a la franja de tierra que en su día unió India con Sri Lanka. Impresionantes corales, peces payaso, delfines, serpientes de mar, tortugas, ballenas y un sinfín más de especies marinas hacen de este ecosistema un paraíso para buceadores y Julios Verne modernos.
Como contraposición, al noroeste de India, haciendo frontera con Pakistán, se encuentra en pleno Desierto de Thar el Desert National Park, uno de los de mayores dimensiones del país con más de tres mil kilómetros cuadrados. Su atractivo reside en sus magníficas dunas de arena onduladas, sus noches estrelladas, sus silencios como de otro mundo, sus rutas en camello, sus safaris en jeep, sus pueblos blancos de adobe y, cómo no, sus restos fósiles de dinosaurios con seis millones de años de antigüedad. Los mejores meses para visitar este fascinante Gran Desierto Indio declarado Parque Nacional van desde noviembre a enero.
Otros espacios naturales dignos de ser visitados son los de Ranthambore, uno de los más grandes del país situado en el estado norteño de Rajastán, conocido por su población de tigres en estado salvaje; así como el Parque Nacional de Pin Valley que, debido a su proximidad con el Tíbet, presente una gran influencia de esta cultura siendo habitual toparse con lugares sagrados y monasterios de singular atractivo. Debido a su altitud, los meses más recomendables para visitar la zona van de julio a octubre. Por otro lado, en el sur de India, se halla una de las maravillas naturales más llamativas de la región, las verdosas montañas Ghats (Patrimonio de la Humanidad).
Allí, en los Ghats del suroeste, sobre las Colinas Nilgiri, está el Parque Nacional Valle del Silencio, un lugar tranquilo y apartado, atrapado por la inmensidad de los bosques húmedos tropicales de la zona. Regado por el río Kuntipuzha a lo largo de más de quince kilómetros, este exótico valle cuenta además con la mayor población de Monos de Cola de León del mundo, un primate en peligro de extinción. Todos estos rincones naturales no hacen sino reivindicar a esa otra India alejada del caos de la ciudad, los bailes exóticos y las playas hippies. Esa India que, en silencio, continúa enseñándonos a disfrutar de lo que nos rodea con muy poco.