Escrito por: Esther Pardo
Al suroeste de Sri Lanka se encuentra el mayor centro de elefantes criados en cautividad: el orfanato de Pinnawala, uno de los grandes atractivos turísticos de esta privilegiada isla y una cita obligatoria para los amantes de la naturaleza.
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La mitología siempre habló del cementerio de los elefantes, el lugar al que iba a terminar sus días esta especie. Sin embargo, Pinnawala nos trae otra realidad para este animal, cuya subespecie habitante de la isla es la de mayor tamaño de toda Asia. Por primera vez en todo el mundo, los paquidermos abandonados, perdidos o heridos, tenían un lugar que les garantizaba la supervivencia.
Este orfanato, fundado en 1975, ha logrado salvar la vida a cientos de crías que habrían perecido de no haber contado con la atenta mirada de sus cuidadores. Y es que estos animales que los habitantes de la antigua Ceilán consideran como dotadores de buena suerte y de protección, no son capaces de sobrevivir en soledad siendo lactantes.
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Al ser conscientes del enorme potencial del lugar, los cuidadores empezaron a fomentar la reproducción y cría en cautividad. Así se terminan formando manadas artificiales que cuentan con una rutina en un entorno privilegiado, lo más parecido posible a su hábitat natural, pese a no estar en total libertad.
El momento del baño es uno de los más ansiados por los turistas, tanto locales como extranjeros. En el río Maha Oya, las crías gozan del agua al lado de los especímenes más mayores, ya que en Pinnawala también se acoge a los elefantes más viejos, algunos de ellos maltratados por sus dueños, obligados a cambiar de entorno ante el avance del ser humano y la tala indiscriminada de vegetación o mutilados como consecuencia de las minas utilizadas en la guerra entre el gobierno y la guerrilla capitaneada por los Tigres de Liberación del Eelam Tamil que duró hasta 2009.
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Los más de setenta paquidermos que viven en este parque campan a lo largo de doce hectáreas y no sólo conviven con los turistas. También los habitantes de esta zona se acercan a compartir un baño con estos animales. Ellos son parte del día a día de esta localidad que sobrevive gracias a esta iniciativa que obliga a que los turistas hagan un alto en su camino hacia Kandy o Colombo para contemplar a uno de los reyes de la jungla asiática.