Escrito por: Esther Pardo
En el extremo sudeste de esta isla bendecida por una naturaleza privilegiada se halla el Parque Nacional Yala. Ir de safari en Yala es, por si solo, un motivo para viajar a Sri Lanka.
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No hay ninguna duda de que uno de los grandes atractivos de la lágrima del Índico es la naturaleza que dota a Sri Lanka de entornos privilegiados teñidos por el azul del océano y el verde de sus campos de té. Pero, más allá de estos colores tan característicos, hay un sinfín de tonalidades más por descubrir gracias a la fauna y flora de zonas como el extremo suroriental del país.
Una gran variedad de ecosistemas, entre los que destacan los bosques húmedos y los humedales marinos donde habitan más de doscientas variedades de aves, más de cuarenta mamíferos -entre los que destaca una de las mayores comunidades de leopardos del mundo-, hacen de un safari en Yala una experiencia inigualable.
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Este viaje a la naturaleza en estado puro llevará al viajero a pensar en ocasiones que ha cambiado de continente y ha llegado hasta África. Bajo la atenta mirada del rey de la jungla, el leopardo, y con algo de paciencia, se pueden llegar a observar las noventa especies de aves acuáticas de todos los tamaños, muchas de ellas migratorias, llegadas de otros lugares para evitar el monzón. No obstante, los paisajes áridos son también seña de identidad de Yala. Allí, chacales, manadas de elefantes, ciervos, todo tipo de reptiles o águilas, entre otras muchas especies, se mueven a sus anchas.
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Tortugas marinas en la zona costera del parque o cocodrilos esperando pacientes a que un búfalo de agua se sumerja en su territorio, son sólo una pizca del espectáculo de contrastes que la naturaleza tiene reservada a quien se ponga el salacot de los antiguos expedicionarios. Y para completar la aventura, tras haber dado un tranquilo paseo por la playa, se puede acampar en el propio parque y contemplar la noche estrellada ceilandesa mientras los sonidos de los animales acompañan el sueño. Aunque también, se puede regresar a la civilización y alojarse en alguno de los espectaculares hoteles de la zona. Eso sí, con suerte, ya se habrá visto al rey del parque y tal vez haber captado una instantánea del felino más elegante, el leopardo: todo un premio para llevarse a casa.
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No obstante, Yala no sólo tiene interés para los amantes de la naturaleza. Uno de los sitios más populares del parque es Sithulpauwwa, antiguo templo y lugar de peregrinaje ya que fue el centro de antiguas civilizaciones budistas. Además, al sur de aquél, se puede visitar de gran interés histórico-artístico.
En definitiva, no hace falta tener vocación ecologista para hacer una visita obligada al parque y disfrutar del safari en Yala. Éste no sólo contribuirá a amar la naturaleza de Sri Lanka, sino a todo el país asiático.