Escrito por: Javier Galán
Te presentamos Anuradhapura, un recorrido por las estupas y el budismo de esta ciudad sagrada de Sri Lanka.
Casi todas las grandes civilizaciones nos han regalado sus majestuosas ruinas. Aquellas que no las dejaron para la posteridad han caído en el olvido. Angkor Wat, la Gran Muralla, Machu Picchu, el Foro o el Partenón son una pequeña muestra a la que se debe añadir un nombre a partir de ahora: Anuradhapura. Se trata de la ciudad de Sri Lanka con las ruinas mejor conservadas de la isla. Se cree que su fundación data de hace 15 siglos. Recorrer sus vestigios es palpar en cada vistazo la historia de Sri Lanka. Quizá solo la propia tierra de esta isla haya visto más historia cingalesa que Anuradhapura.
Las construcciones más imponentes de esta ciudad impregnada de budismo son las estupas o dagobas, construcciones semiesféricas típicas de la arquitectura antigua de Sri Lanka. Una de las más reconocibles de toda la isla es Ruwanwelisseya. Una estupa que mide más de 100 metros de alto y casi 300 de circunferencia. Una majestuosa mole levantada en el siglo II a.C que forma parte de las Solosmasthana, los 16 lugares de peregrinación budista de Sri Lanka, pues se cree que fueron visitados por Sidarta Gauthama.
Sin embargo, Anuradhapura quedó abandonada durante siglos tras una guerra que acabó con su hegemonía a favor de otro pueblo de la isla en el siglo X d.C. La vegetación entonces volvió a recuperar su terreno durante años, hasta que los conquistadores británicos, unos 10 siglos después, se toparon con semejante descubrimiento.
Tal estado de conservación es ampliamente reconocido por arqueólogos e historiadores. Su riqueza es tal que fue uno de los tres primeros lugares reconocidos como Patrimonio de la Humanidad de toda Sri Lanka junto con Polonnaruwa y Sigiriya. Estas tres maravillas pasaron a engrosar la lista elaborada por la UNESCO en 1982, todo un espaldarazo para la isla y su historia.
Anuradhapura se encuentra en la zona norte de Sri Lanka, a unos doscientos kilómetros de la capital, Colombo. Una vez allí las opciones son tantas que, aun con toda su grandeza, Ruwanwelisseya es solo una etapa más en la ruta. En Anuradhapura se encuentra, por ejemplo, el árbol Bodhi. El Bodhi es el árbol bajo el cual se cree que Sidarta Gautama alcanzó la iluminación. Según la leyenda, una de sus ramas fue llevada a la isla y plantada en la ciudad sagrada, donde arraigó con fuerza. Este ejemplar reúne en sus alrededores a cientos y cientos de personas en los días festivos y recibe a un sinfín de peregrinos. El árbol es venerado mediante las entregas, las ofrendas, los rezos y las plegarias de todos los miembros de la familia. De este modo consiguen crear en este lugar un microclima espiritual difícil de comparar.
Las opciones no escasean en Anuradhapura. Se puede seguir por Mihintale, un complejo arqueológico cercano a la ciudad. A la distancia de un paseo exigente se pueden contemplar estupas, cuevas, lagunas, los restos de uno de los hospitales más antiguos del mundo o estatuas de budas. También el lugar en el que se cree que un monje budista charló con un monarca cingalés, que se convirtió desde ese momento a esa religión. La visita a Anuradhapura demuestra el inicio de una veneración que se extiende hasta la actualidad.