<< (…) En ninguna parte había de causar tanta consternación la elección de la fecha del 15 de agosto de 1947 para la independencia de la India como en las filas de una corporación que regentaba la vida de millones de hindúes con una tiranía más opresora que la de los ingleses, los jefes del Congreso y los príncipes, todos juntos. Mountbatten había cometido el imperdonable error de anunciar esta fecha sin haber consultado previamente a los representantes del poder oculto más poderoso de la India: los jyotishi, los astrólogos.
Ningún pueblo estaba más sometido que el pueblo indio a su autoridad y a su pretendido conocimiento de las leyes que rigen el Universo. Cada maharajá, cada templo, cada aldea poseía uno o varios jyotishi fijos que reinaban como dictadores sobre la existencia de la comunidad hindú. Su intervención se extendía a todos los campos. Millones de indios no habrían osado jamás emprender un viaje, recibir a un amigo, concluir un contrato, salir de caza, llevar un vestido nuevo, comprar una joya, cortar un bigote, labrar un campo, casar a una hija o, incluso, hacer celebrar unos funerales, sin haber consultado previamente a un astrólogo.
Leyendo el orden y el destino del mundo en sus mapas celestes, los astrólogos se habían arrogado un poder ilimitado. Los niños que declaraban nacidos bajo una mala estrella eran frecuentemente abandonados por sus padres. Algunos hombres elegían suicidarse a la hora en que se les había predicho una conjunción de los planetas particularmente favorable a la transmigración de su alma. Los astrólogos anunciaban qué día de la semana, qué horas del día eran benéficos y cuáles no lo eran. El domingo era un día particularmente nefasto, así como el viernes. Ahora bien, cualquier indio podía descubrir, consultando un simple calendario, que en este año de 1947 el 15 de agosto caía en viernes.
En cuanto la radio anunció la fecha fatídica, los astrólogos de la India entera se pusieron a consultar sus libros. Los de la ciudad santa de Benarés y de varias ciudades del Sur proclamaron inmediatamente que el 15 de agosto de 1947 era un día tan funesto que la India “haría bien en tolerar a los ingleses un día más, antes que arriesgarse a la condenación eterna”.
(…)
La India, como también Nehru y Jinnah, se encontraba colocada aquel día bajo la influencia de Makara, Capricornio, una de cuyas particularidades es profesar una implacable hostilidad a todas las fuerzas centrífugas, por consiguiente, a la Partición [de la India]. Y más alarmante aún, bajo la influencia preponderante de Saturno, el más maléfico de los planetas, el 15 de agosto de 1947 iba a pasar bajo el dominio de Rahu, el nódulo lunar ascendiente llamado “cabeza sin cuerpo”, y todas cuyas manifestaciones (empezando por los eclipses) eran nefastas. Desde las cero horas hasta medianoche del 15 de agosto de 1947, las posiciones de Júpiter y Venus eran igualmente desfavorables, ya que su conjunción con Saturno las situaba durante todo este día en el peor lugar de la bóveda celeste, “en el infierno de la novena casa de Karamsthan”. Como millares de sus colegas, el joven astrólogo levantó la cabeza, espantado por las dimensiones de la tragedia que preveía.
– ¿Qué han hecho? ¿Pero qué han hecho? –exclamó.
Pese al dominio del cuerpo y del espíritu adquiridos por largos años de yoga, de meditación y de prácticas tántricas, el joven perdió el control de sí mismo. Tomando una hoja de papel, redactó un llamamiento al responsable involuntario de esta catástrofe.
“Lord Mountbatten –suplicó-, por el amor de Dios, no conceda la independencia a la India el 15 de agosto de 1947. Si sobrevienen inundaciones, sequías, matanzas y el caos, es porque la India libre habrá nacido un día maldecido por los astros”.
(…)
Sigue leyendo en…
Esta noche, la libertad. De Dominique Lapierre y Larry Collins.