Escrito por: Gemma Raquel García @gemmaraquel
© R.V.
Aterrizar en el aeropuerto internacional Indira Gandhi es una lección de supervivencia. La avalancha de familiares esperando a algún pasajero es tan descomunal que no tienen permitido el acceso. Deben esperar afuera, junto a otra muchedumbre de taxistas. Las calles no están señalizadas, las carreteras no tienen asfalto, el tráfico es denso y fluye en todas las direcciones, cualquier atisbo de orden urbanístico se diluye a ojos de un turista. Muchos evitan permanecer en la capital india. Es un error. Pasar un fin de semana allí puede ser apasionante. Nueva Delhi: qué ver si sólo dispones de unas 48 horas…?
La capital india posee rincones tan mágicos como el París de Amelie Poulain. ¿Y qué le gustaría hacer a una Amelie Poulain en Nueva Delhi?
© Michael Foley
Viernes
© Steve Evans
Tras largas horas de vuelo estiraría las piernas en el parque donde se encuentra el Qutab Minar, el minarete de ladrillos más grande del mundo, construido en el siglo XII con la intención de sobrepasar al Minarete de Jam en Afganistán. Está construido con arenisca roja. Se levanta sobre las ruinas de Lal Kot, la ciudadela roja de la antigua ciudad de Dhillika. Amelie encontraría muchas piedras interesantes en el complejo del Qutab Minar. No la dejaría indiferente. Es el rincón de Nueva Delhi con más historia.
Tras ese primer contacto con la arquitectura musulmana característica de Nueva Delhi iría al bazar Dilli Haat. Dentro hay artesanía y gastronomía de India de todos los rincones. Los puestos se dividen en 28 secciones tantas como regiones tiene el país. Es el único mercado de artesanía permanente en la ciudad. El resto de mercados indios sólo abren sus puertas un día cada semana.
Luego Amelie querría descansar en The Lalit New Delhi 5*, céntrico y chic. The Lalit es uno de los mejores hoteles de la ciudad, ubicado en la zona de Connaught Palace, una de las más visitadas, cosmopolitas y comerciales.
© The Lalit
Allí se puede descansar hasta que llegue la noche. Entonces es el momento de ir al Urban Pind. Este lounge bar es otro de los locales de moda en Delhi con escenas del kamasutra en sus paredes se jacta de preparar las fiestas más internacionales de Nueva Delhi. Los jueves organizan fiestas de expatriados, los viernes conciertos de Jazz en vivo, el sábado música de Bollywood. Un evento diferente cada día de la semana.
Sábado
© Divya Babu
Hauz Khas Village es un barrio bohemio. La mayoría de los edificios son tiendas de saris o de muebles y estudios de pintores. Nuestra Amelie comenzaría el día cruzando la verja de Hauz Khas Village, tras haber bebido un zumo de naranja recién exprimido en un puesto callejero. A lo mejor se cruza con un elefante y de repente escucha una explosión de carcajadas.
Hauz Khas Village tiene un lago artificial en las ruinas de un antiguo templo musulmán del siglo XIV. En ese parque todas las mañanas se reúnen grupos de personas para practicar risoterapia o yoga. Es muy especial escuchar las carcajadas a las 6:00 de la mañana. A esa hora ya es de día en Nueva Delhi y hay muchas personas en pie. Aunque en realidad Nueva Delhi nunca duerme…
Ⓒ Manish Arora Flagship Store
Para reponer energía Amelie iría al Living Room, un restaurante de Hauz Khas Village que ocupa dos plantas. El londinense Gautam Aurora y su esposa Smita Singh crearon este local decorado con muebles vintage y con cocina fusión. Tras un almuerzo reparador es hora de conocer al diseñador del momento: Manish Arora. El eclecticismo y el colorido de sus diseños triunfan no sólo en la India. En el Reino Unido tiene ocho tiendas y en España dos (una en Madrid y otra en Ibiza). La lista de los restaurantes top en Nueva Delhi es muy larga.
Tras descansar en el hotel nuestra Amelie se dirige al Jardín de los cinco sentidos (Garden of five senses), un parque que alberga una de las propuestas culinarias más innovadoras de la ciudad, el restaurante Magique del chef Marut Sikka. Los estudios de diseño indio innovadores confieren a Magique un ambiente sofisticado, casi irreal. Es el sitio idóneo para celebrar una cena al aire libre y a la luz de las velas. El menú abarca desde platos tradicionales de la gastronomía india, eso sí reinventados por Sikka, a delicatessen europeas. Y postres indios, realmente deliciosos.