Retrocedamos en el tiempo hasta el año 1.639. Europa estaba inmersa en distintas guerras entre imperios: la Guerra de los 80 Años, la de los 30 Años… La Inquisición imponía su ley a uno y otro lado del Atlántico, juzgando entre otros a Galileo Galilei. El Papa Urbano VIII había prohibido la esclavitud en Iberoamérica, aunque el rey Felipe IV puntualiza prohibiendo sólo la de los indios, manteniendo la de los negros. En España se disfrutaba de la segunda parte de El Quijote, publicado unos años antes.
Mientras tanto, en India el imperio mogol disfrutaba de esplendor militar, comercial y artístico. El emperador Shah Jahan (1628-1658), nieto de Akbar el Grande (1562-1605), fundaba la que sería su nueva capital: Shahjahanabad. Una majestuosa ciudad amurallada, a orillas del río Yamuna, repleta de mansiones nobles, animados mercados y calles (Chandni Chowk), dependencias de la corte, mezquitas (Jama Masjid), jardines y un hermoso fuerte-palacio (el Fuerte Rojo).
Es la capital de un gran imperio y un importante centro comercial y de negocios. Y la que se llamó Shahjahanabad se expande, crece y amplia su influencia atrayendo población de todos los confines del imperio, mercaderes, etc.
Estamos hablando de la ciudad antigua de Delhi. Con una extensión de algo más de 6 km2, la ciudad tenía 14 puertas en sus murallas. Hoy no hay rastro de aquellas murallas de casi 4 metros de ancho y 8 de alto, pero algunas de esas puertas pueden verse todavía, como la Khooni Darwaza, la puerta sur.
Delhi fue la capital hasta después de la caída del imperio mogol, cuando en 1857 el Raj británico la trasladó a Calcuta, decidiendo que era un lugar menos vulnerable y un punto estratégico más interesante, entre otras cosas para el comercio con la Compañía de las Indias Orientales. Entonces muchas cosas habían cambiado, eran otros tiempos, pero Delhi seguía creciendo. Para principios del siglo XX la población se extendía ya más allá de las murallas en numerosos barrios y distritos y fue cuando comenzó a llamarse “Old Delhi” o la ciudad antigua a lo que quedaba de aquel esplendoroso Shahjahanabad.
Hoy Old Delhi es en buena parte un laberinto de calles destartaladas, un continuo tránsito de personas y tráfico de vehículos de lo más inverosímil (rickshaws, coches de gama alta, autobuses, animales de carga, antiquísimos camiones decorados con esmero, etc.) Este hormiguero es un lugar muy frecuentado por turistas de todo el mundo, y por ello también proliferan los insistentes vendedores ambulantes, especialmente a la entrada de las atracciones turísticas, que esperan ávidos un grupo de extranjeros cuanto más grande mejor.
Recomendamos apreciar el ambiente y la vibrante vida de estas calles a través de un paseo en rickshaw, una buena forma para tomarle el pulso. Pero más allá de la vida en las estrechas callejuelas y los millones de postales que encontrarás allá donde mires, en Old Delhi encontrarás algunos de los puntos de interés más importantes para una visita a esta ciudad:
El Fuerte Rojo.
Considerado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el Fuerte Rojo era el palacio fortificado del emperador. Su nombre se debe al color rojo de la piedra arenisca con que se construyeron sus espesas murallas. En sus proximidades se alza otra fortaleza más antigua, Salimgarh, que había sido edificada 1546. Los dos edificios forman el Conjunto del Fuerte Rojo.
Los aposentos privados consisten en una serie de pabellones dispuestos en hilera y unidos por un canal conocido por el nombre de Nahr-i-Bihisht, Arroyo del Paraíso. Se considera que el Fuerte Rojo es una muestra representativa del apogeo de la creatividad del arte mogol, que en tiempos del emperador Shah Jahan alcanzó un mayor grado de refinamiento. La planta del palacio se basa en prototipos islámicos, pero cada uno de los pabellones muestra elementos arquitectónicos típicos de los edificios mogoles, en los que se puede observar la fusión de las tradiciones persas, timures e hindúes. La planificación y el estilo arquitectónico innovadores del Fuerte Rojo, así como el diseño de sus jardines, ejercieron una influencia considerable en la concepción de edificios y jardines realizados ulteriormente en el Rajastán, Delhi, Agra y otros lugares.
Chandni Chowk.
Es seguramente la calle más importante de Old Delhi, y da nombre al barrio. Si te dejas llevar por el primer impacto, es un lugar atestado de gente, un trajín desasosegante, un montón de ruido, edificios destartalados (no olvides que algunos datan del siglo XVII) y tráfico de locos. Pero si te detienes un poco acertarás a apreciar un pintoresco mercado callejero donde es posible encontrar cualquier cosa. Además de curiosas tiendecitas, algunas de ellas abiertas casi 24h, en el barrio se encuentran templos jainistas, hinduistas, musulmanes y sijs. Desde el siglo XVII ha sido lugar habitual para procesiones y desfiles.
Khari Baoli.
Considerado el mercado de especias más grande de Asia, es un paraíso para los sentidos. Sabores, olores y colores te sorprenderán en cada rincón. Disfrútalo, es un lugar irrepetible.
Jama Masjid. La Gran Mezquita.
No es ni mucho menos la única mezquita de este distrito, pero es la más frecuentada y relevante. Es la más grande de India, construida en el siglo XVII en tiempos del emperador mogol Shah Jahan, que también ordenó construir el Taj Mahal.
Como la mayoría de los templos en India, no es sólo un lugar de oración. Es un centro social, un punto de reunión donde hay grupos y familias que pasan el tiempo, en actitud afable y curiosa.
‘Raj Ghat’. Memorial de Gandhi.
Aquí incineraron al Mahatma y una llama permanente brilla en su nombre, sobre una placa de mármol. Es un lugar muy visitado, con más de 10 mil visitantes al día, y un entorno cuidado con mimo y devoción. Un oasis para respirar paz, descansar y valorar la obra y la historia de Gandhi.
Gastronomía.
Old Delhi es reconocido por su gastronomía. Es posible disfrutar de exquisitos platos vegetarianos y especialidades de la cocina mogol, generalmente muy picantes. Restaurantes como el Karim (cerca de la mezquita) o el Moti Mahal son algunos de los más reconocidos, pero hay muchos otros, especialmente en los barrios musulmanes. Recomendamos probar aquí el tandoori chicken, los kebabs seekh, el nahari, la korma y otras delicatessen.
¿Sabías que…?
– La lengua urdu, una de las principales en India, surgió del barrio comercial del “Urdu Bazar”, en Old Delhi.
– La iglesia más antigua de Delhi data del año 1836. Es St.James Church, anglicana. Su construcción fue pagada por el propio Coronel James Skinner. Le costó 95 mil rupias. Hoy serían unos 1.400 €.
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Sobre el autor: David Martín es colaborador de Sociedad Geográfica de las Indias. Fascinado por India, sus gentes y su diversidad, David colabora con Sociedad Geográfica de las Indias desde 2008, haciéndolo compatible con su trabajo en organizaciones como Unicef o Amnistía Internacional. Con nosotros ha dirigido la estrategia de comunicación y redes sociales hasta 2011 y actualmente colabora aportando una visión humana, transformadora y comprometida, asegurando que un viaje exclusivo y de alta calidad sea compatible con una experiencia enfocada al descubrimiento y el respeto por las personas y las costumbres locales. Para más información: [Quiénes somos]
El presente resulta ser algjno de los blog que mas me emocionan! Tus web-post son increiblemente
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Comparto toalmente la vivencia de Patricia. Es como entrar en otro mundo u otro tiempo. Enseguida te cautivan los colores, los olores, las tiendas que venden de todo, desde estiércol para combustible hasta frutas o verduras o flores… Para mi fué el primer contacto con ese gran pais que es la India y con su gente. Memorable.
Recuerdo el momento en el que nos montamos por primera vez en un rickshaw.. frente a la Gran Mezquita.. todo era caótico.. las callejuelas, llenas de genteles, los cableados por los tejados, los monetes saltando..sin embargo, me pareció maravilloso, era nuevo para nosotros y la sonrisa de la gente que caminaba por la calle era una bendición!