Nació en una aldea y en una de las subcastas más bajas, se convirtió en una mítica y fiera bandolera y llegó al Parlamento de India. Su vida es de película, una dura historia de violencia, venganzas y lucha contra las dificultades.
El 14 de febrero de 1981, una banda de bandidos entraba en la aldea de Behmai y capturaba y fusilaba a 22 hombres en lo que se hoy conoce en India como ‘la matanza de San Valentín’. La banda estaba dirigida por Phoolan Devi, una mujer de 18 años que sólo tenía un objetivo: venganza. Iba disfrazada de policía y llevaba el pelo corto, una cinta roja en la cabeza, un rifle y una bandolera repleta de balas alrededor del pecho.
Algunos de aquellos hombres habían humillado y oprimido sistemáticamente a las demás castas, incluyendo la suya. A ella misma la habían violado en repetidas ocasiones y mantenido presa casi dos años antes, hasta que consiguió escapar. Pero algunos de los asesinados por la banda de Phoolan eran también inocentes.
«Lo que ocurrió allí jamás debió ocurrir», declararía ella misma muchos años más tarde. Pero lo cierto es que aquellos hechos ya habían marcado su destino.
Phoolan no había tenido una vida fácil hasta entonces. Nacida en 1963 en una pequeña aldea y miembro de una subcasta de las más desfavorecidas (los ‘mallah’), vivió rodeada de hermanas. Su familia, que vivía de la madera del árbol de ‘neem’, estaba regentada por su tío (hermano mayor de su padre), autoritario patriarca que sometía al resto de la familia.
Un día, necesitado de dinero, cortó el árbol que sustentaba a toda la familia de su hermano. Phoolan, con 10 años, indignada ante la pasividad de su padre, exigió a su tío una compensación con tanta insistencia que recibió una fuerte paliza. Tras ello denunció a su tío, lo que le valió un rápido acuerdo familiar para casarla a sus 11 años con un hombre 20 años mayor que abusó de ella sistemáticamente.
Phoolan consiguió escapar y regresar andando los más de 100 kilómetros de distancia para volver a casa, donde la rechazaron brutalmente por haber huido de su esposo. Allí fue acusada de robo por su tío y detenida por la policía, que la golpeó, vejó y violó.
Cierto día llegó al pueblo un grupo de bandoleros, sembrando el pánico a su alrededor, y la raptaron. Quizás tenían el encargo de hacerlo por parte de su tío. Estuvo tres días prisionera, siendo objeto sexual del jefe de la banda, hasta que el segundo líder lo asesinó harto del trato que le daba a la adolescente.
Era Vikram, el único hombre que la había tratado con respeto y cariño en toda su vida. Vikram pasó a ser el líder de la banda y ella su amante. Él la enseñó a disparar, a dirigir a los hombres y a asaltar caminos y caminantes. Y también a mantenerse al margen de los actos vandálicos siempre que pudiera, de forma que fueran cometidos por sus subordinados.
Se dice que no les movía el simple pillaje, sino que asaltaban a los más ricos para entregar parte de la riqueza a los más desfavorecidos. La leyenda habla de Phoolan Devi como la ‘Robin Hood india’.
Así pasaron años hasta que la banda vivió una escisión interna que llevó al asesinato de Vikram. Los asesinos raptaron a Phoolan, la torturaron y la violaron durante casi un mes.
Hasta que consiguió escapar.
Cuando se restableció, gracias a la ayuda de una pastora que la acogió, robó a dos ricos mercaderes el dinero suficiente para organizar su propia banda de mercenarios. Había desarrollado un odio visceral a los hombres que ejercen la opresión sobre las castas inferiores y las mujeres. Recorrió caminos y aldeas saqueando e impartiendo su particular idea de ‘justicia’ a través de sus hombres: castrando a violadores y robando a los que más abusaban del poder.
Por su fiereza se fue haciendo conocida, y temida.
Tras la matanza de San Valentín, Phoolan Devi se convirtió en objetivo policial prioritario. Se escondió y sobrevivió hasta que la policía optó por arrestar a su familia y tomarles como rehenes a cambio de su rendición.
En 1983 Phoolan Devi se entregaba rodeada de una multitud de 8.000 personas, que la jaleaba y honraba como una diosa.
Estuvo más de 11 años en la cárcel. Su fama era tal que le hicieron una película.
Y su popularidad también contribuyó a que un influyente político intercediera para sacarla de prisión. Su apuesta era presentarla a su lado para las elecciones, como defensora de la mujer y los más pobres.
De hecho ese fue su nuevo sobrenombre cuando en 1996, la Reina de los Bandidos pasó a la política y ganó las elecciones.
Por su trabajo como diputada incluso fue candidata al Premio Nobel de la Paz en 1998.
Su leyenda terminó de forjarse en julio de 2001, cuando saliendo del parlamento de Nueva Delhi, fue asesinada a tiros como venganza en la aldea de Behmai.
> Enlace recomendado: Artículo de Luis Mazarrasa – El Mundo, 29 de julio de 2001.
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Sobre el autor: David Martín es colaborador de Sociedad Geográfica de las Indias. Fascinado por India, sus gentes y su diversidad, David colabora con Sociedad Geográfica de las Indias desde 2008, haciéndolo compatible con su trabajo en organizaciones como Unicef o Amnistía Internacional. Con nosotros ha dirigido la estrategia de comunicación y redes sociales hasta 2011 y actualmente colabora aportando una visión humana, transformadora y comprometida, asegurando que un viaje exclusivo y de alta calidad sea compatible con una experiencia enfocada al descubrimiento y el respeto por las personas y las costumbres locales. Para más información: [Quiénes somos]
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