LOS “SIGLOS DE ORO” DE INDIA: LA EDAD GUPTA.
Tras el primer intento de la construcción de un imperio paníndico –el Imperio Maurya– asistiremos al desarrollo del imperio Gupta, entre los años 240 y 550 d. de C. y que se considera el período clásico indio.
Los orígenes de los Guptas no son demasiado claros, aunque la teoría más aceptada es la que afirma que provenían de Bengala. Probablemente el Maharaja Sri-Gupta (240-280) debió de gobernar zonas del norte y el sur de Bengala. Tras el reinado de Ghatotkacha (280-319), su hijo, Chandragupta I, estableció, a través de una alianza matrimonial, el dominio sobre el reino de Magadha, con capital en Pataliputra y adquirió tal poder que extendió su reino desde el río Ganges hasta Prayaga (actualmente Allahabad).
El reinado de Chandragupta I (319-335) inicia el período sin duda más esplendoroso de India, tanto en lo que se refiere a la organización militar y civil como al florecimiento extraordinario de las artes, las letras y las ciencias, dando lugar a una auténtica Edad de Oro que muchos historiadores ponen en parangón con imperios como el romano, considerando así a la edad Gupta como una de las civilizaciones clásicas.
Ciertamente la relación entre los respectivos desarrollos políticos, militares y culturales romanos e indios ofrecen curiosas coincidencias. Si la decadencia del Imperio Maurya coincidía con lo inicios del Imperio romano, el esplendor del Imperio Gupta se desarrolla en los momentos de crisis de Roma en Occidente.
A Chandragupta I, el auténtico fundador del imperio, le sucedió Samudragupta, que en su dilatado reinado (335-375) extendió extraordinariamente los límites de la dinastía Gupta, hasta tal punto que, por su impulso conquistador, ha sido llamado “el Napoleón indio”. Incorporó a su imperio un total de hasta veinte reinos y extendió sus dominios desde los Himalayas hasta el río Narmada y desde el Brahmaputra hasta el Yamuna. Se dio a sí mismo el título de “Rey de Reyes y Soberano del mundo”. Con todo, entiendo que Samudragupta era superior a Napoleón, pues no sólo la guerra y las conquistas caracterizaron su reinado, sino también su constante mecenazgo sobre las artes, las ciencias, la literatura.
MIENTRAS TANTO, EN OCCIDENTE…
Desde el reinado de Chandragupta I, en Roma tenían lugar acontecimientos políticos, sociales y culturales de gran relevancia. La religión durante siglos proscrita por el Imperio, el cristianismo, penetraba cada vez con mayor seguridad en la sociedad romana, tanto que desde el Edicto de Milán, dictado por Constantino en 313, se había convertido en religión oficial del Imperio, junto con los anteriores cultos. Y en 325 tiene lugar el primero de los grandes concilios ecuménicos cristianos, el de Nicea.
En el año 337, mientras Samudragupta extendía sin cesar las fronteras de su imperio, en Roma el propio emperador Constantino abrazaba la nueva religión. Y poco después, en el mismo año, finalizado su reinado, el imperio romano se dividía en dos: el de Occidente y el Oriente, si bien años más tarde, en 351 Constancio volvió a unificarlo y así permanecería hasta 395.
Y, si el declive de los emperadores Mauryas coincide con el inicio de la larga hegemonía romana en Occidente, el apogeo indio de la época Gupta coincide con un lento, pero imparable declive del poder de Roma, que tuvo que hacer frente a nuevas guerras en la Galia y asistir al avance de los francos hasta el oeste del Rin.
En las provincias del Imperio comenzaba lenta, pero imparablemente, la penetración de los pueblos del norte que, años más tarde, acabarían con el desgastado imperio romano. Entre tanto, en India Samudragupta ensanchaba las fronteras del imperio y culminaba la organización militar, política y social iniciada por Chandragupta, una organización con un fuerte poder central, pero que permitía una amplia autonomía local.
La sociedad Gupta estaba regida por las creencias del hinduísmo, que tiene en este tiempo una época de gran esplendor, en la que, como veremos, se erigen fastuosos templos. Con todo, era notable la tolerancia gupta hacia otras religiones y de hecho recibía las visitas de otros predicadores religiosos y se manifestaba abierto a otras ideas.
Entre los años 375 y 413 se desarrolla el reinado de Chandragupta II, que aún extendió más las fronteras del imperio.
Además de la extensión territorial, el reinado de Chandragupta II destaca por el extraordinario desarrollo de las artes, las letras y las ciencias. El arte hindú llega a su culminación en esta época, siendo quizá lo más distintivo del arte Gupta la original síntesis de elementos sagrados y sexuales. Además, los Guptas apoyaron la cultura budista y jainista y a ello se debe su extraordinario florecimiento junto al arte hindú.
DECLIVE.
A partir de 455, coincidiendo con la subida al trono de Skandagupta, al que se considera el último verdadero emperador, se inicia el declive Gupta. Los hunos, que desde 370 habían comenzado la invasión de Europa, llegaron también a India, aunque en esta ocasión los Gupta consiguieron derrotarlos. Sin embargo, los cuantiosos gastos ocasionados por las guerras vaciaron las arcas del reino y propiciaron el inicio del declive. Un declive que, en Occidente, se patentizaba cada vez más. En 395 Teodosio divide el Imperio entre sus hijos, encargándose Arcadio de Oriente, con capital en Constantinopla y Honorio de Occidente, con capital en Roma . En 406 los suevos y vándalos cruzaron la frontera romana del Rin y en 410 Alarico, caudillo de los godos, culminó las invasiones bárbaras que lentamente iban minando el poder del imperio, al tomar Roma, la capital de Occidente.
Los últimos emperadores Gupta, desde los años 467 a 500 fueron indeseados protagonistas de la desintegración del antiguo imperio, que, al fin, con la invasión de los hunos blancos (hephtalitas) se desintegró por completo bajo el reinado de su último emperador, Vishugupta, que reinó de 540 hasta 550.
Roma, por su parte, había caído aún antes. En 455 el vándalo Genserico había saqueado la ciudad y en 476 la larga agonía del imperio romano de Occidente terminaba con la toma de Roma por Odoacro y la caída de Rómulo Augústulo, el último emperador. El imperio de Oriente, por su parte, conocería una larga era de esplendor y se mantendría gloriosamente hasta que el poder turco lo desbancó de modo definitivo con la toma de Constantinopla en 1453.
EDAD GUPTA, ESPLENDOR HUMANISTA.
En cuanto al aspecto cultural, científico y artístico, el período Gupta se considera la edad clásica de India, unos auténticos Siglos de Oro en los que florecieron extraordinariamente las matemáticas: se concibió el concepto de cero y de infinito y se crearon los símbolos de los números del 1 al 9, que, posteriormente adoptados por los árabes, se utilizan universalmente con el nombre de numeración arábiga. Aryabhatt calculó el número pi hasta el cuarto decimal. Apoyados en sus conocimientos matemáticos, los Gupta lograron también importantes avances en astronomía. Propusieron la idea de que la tierra no era plana sino redonda e hicieron abundantes descubrimientos sobre la gravedad y sobre los planetas del sistema solar. Los médicos del imperio inventaron diversos instrumentos médicos y realizaron sofisticadas operaciones.
La literatura conoció un florecimiento notable en la era Gupta. En la época de Chandragupta II el gran poeta Kalidasa escribió las famosas “Raghuvansa” (estirpe de Raghu) en honor a Rama, así como “La nube mensajera” y el bello drama “Sakuntala”, una de las obras dramáticas más conocidas y valoradas de India.
En cuanto al arte, algunas de sus mejores obras se han realizado durante el período Gupta. Seguramente el mayor ejemplo de la belleza escultórica-arquitectónica y pictórica lo tengamos en las treinta cuevas de Ajanta, excavadas en una ladera semicircular, cubiertas de relieves y en cuyo interior se encuentran las pinturas murales más importantes de India. Inspiradas por la fe budista, toda la síntesis del arte creativo Gupta se encuentra en las figuras de esta fachada que reproduce la figura de Buda en diferentes actitudes, destacando la sinuosidad de los contornos, cierta languidez en las figuras y una armónica organización compositiva. Igualmente, las cuevas de Ellora, ya de época post-Gupta, manifiestan una adaptación total de su estilo.
Durante el período Gupta se construyeron numerosos templos, cuyos elementos característicos son: la casi total ausencia de planta circular y de la forma esférica, las líneas rectas, horizontales o verticales, y la elaboración de las columnas, que, de base cuadrada en su origen, pasan a ser de sección poligonal y luego redonda. El templo hindú es también símbolo: está destinado a representar en su estructura la imagen del mundo. Entre los templos de la edad Gupta cabe destacar el Mahabodhi, del s. VI.
La escultura Gupta, que adorna numerosos templos, repite una serie de reglas: los cuerpos aparecen a menudo en situaciones de danza, arte de capital importancia en India. En los relieves, el sentido del ritmo y de la armonía, derivado de la danza, domina todas las composiciones, infundiendo un valor de rito sagrado a escenas aparentemente profanas. El barroquismo del arte de la India logró en la época Gupta un estilizado equilibrio. Lo que surgió en el Valle del Ganges fue el verdadero arte clásico de la India.
Los siglos de florecimiento del imperio Gupta fueron sin duda la auténtica Edad de Oro india.
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Sobre la autora: Isabel Rodríguez es colaboradora de Sociedad Geográfica de las Indias. Le apasiona viajar y entre sus experiencias el viaje a India se cuenta entre las más impactantes y fascinadoras. Para más información: [Quiénes somos]
Gracias a vosotras por vuestra lectura y por haberos interesado en ella. Lo que me motivó a leer y aprender algo sobre historia de India fue precisamente el haber viajado allí, el haberme sentido impactada por ese país y esa cultura fascinantes. Y luego, cuando empiezas a bucear un poco en su historia, aún te enganchas más. Saludos.
muchisimas gracias por la serie, realmente interesante, lo desconocia por completo.
Muchas gracias, Isabel, por esta serie sobre Historia que nos vas ofreciendo en la página. Es muy interesante.