Secretos y leyendas del Palacio de los Vientos de Jaipur

4.9/5 - (22 votos)

Escrito por: Eva del Amo

Entre todos los monumentos de Jaipur, hay uno con el magnetismo necesario para atraer todas las miradas. Es el Hawa Mahal o Palacio de los Vientos, cuyo solo nombre ya presagia los secretos y leyendas que encierran sus muros.

Palacio De Los Vientos

© Daniel Villafruela



A Jaipur, la capital del Estado de Rajasthan, se le conoce como “la ciudad rosa” por el color de la arenisca con la que se construyeron algunos de los edificios de la antigua ciudad amurallada. El Palacio de los Vientos fue construido por el el Maharajá Sawai Pratap Singh en el año 1799. Entonces formaba parte del palacio de la ciudad y servía como extensión de la zenana o cámara de las mujeres, destinada al harén. Se dice que su diseñador, Lal Chand Usta, que hizo los dos pisos superiores un poco más estrechos para obtener un exquisito aspecto piramidal, lo que en realidad quiso fue dar al majestoso edificio la forma de la corona del dios Krishna. Sin embargo, la estructura exterior del palacio recuerda a la cola de un pavo real, un animal de gran simbolismo en India.

© Sandeep Kriplani

© Sandeep Kriplani

Con sus cinco pisos de altura, Hawa Mahal no está rodeado de jardines, como suele ser habitual en los palacios indios, sino que se asoma a la calle principal de la ciudad antigua, mostrando en todo su esplendor el arte rajput. Imposible no detenerse ante sus casi mil pequeñas ventanas de forma semioctogonal, deliciosamente talladas en arenisca rosa y roja con incrustaciones en óxido de calcio, que fueron construidas para que las mujeres pudieran ver, a través de ellas y sin ser vistas, el incansable vaivén de la gente de la ciudad. Una marea humana que no ha dejado de transitar en siglos, envuelta en ricos turbantes, negras trenzas y bellísimas telas salpicadas por la visión de algún camello o el paso cansado y un tanto errático de los asnos.

Palacio De Los Vientos

© Saamer Goyal

A muchas personas Hawa Mahal les recuerda a un gigantesco panal de abejas. Sin embargo, el edificio debe su nombre al viento que circulaba a través de ellas, una forma de refrigeración que permitía que el recinto se mantuviera fresco incluso en verano.

 

Palacio De Los Vientos

© Chirag Pai

Si acudes a visitar el Palacio de los Vientos, encontrarás un edificio diferente según el momento en que te acerques a él. A primera hora de la mañana, la tímida luz del sol embellece aún más el edificio. Pero si acudes al atardecer, observarás cómo va cambiando de color según comienza a variar la tonalidad del cielo.

No existen escaleras que lleven a los pisos superiores, a los que se accede mediante rampas. Aunque hoy en día el palacio conserva poco más que la fachada, desde allí arriba uno siente que tiene la ciudad a sus pies. La misma sensación que en su día tuvieron las mujeres del harén.

 

Responder