Escrito por: Eva del Amo
El monzón en India suele comenzar a finales del mes de mayo en el extremo sur de la península, y avanza durante mes y medio hacia la zona noreste del país. A pesar de los problemas que algunos años supone, la vida no se detiene por el monzón.
India es un continente en sí mismo y, como tal, posee diferentes climas, pero gran parte del país tiene en común un mismo condicionante meteorológico: el monzón. Desde finales de mayo a mediados de julio, aproximadamente, este fenómeno atmosférico avanza atravesando el país. Sin embargo, el monzón se puede sentir unos meses antes y después de estas fechas, haciendo que bajen algo las elevadas temperaturas pero disparando la humedad.
Durante el monzón son frecuentes las lluvias, lo que en algunos años hace que en el país se produzcan inundaciones y la red de transporte se vea afectada, especialmente en la jungla, al noroeste del país, y en el delta del Bengala. Sin embargo, nadie, absolutamente nadie, paraliza su vida por el monzón.
En septiembre, la zona norte ya casi no sufre sus consecuencias. Lo mismo ocurrirá dos meses más tarde en el sur del país. Por tanto, la mejor época para ir a India es la estación seca, que se prolonga de noviembre a marzo. Sin embargo, no es una locura evitar el calor del sofocante verano y visitar el país en época de monzones.
De hecho, el Ministerio de Turismo de India en su día realizó una campaña llamada “Monzón Turismo”, que promovía los paquetes vacacionales durante estas fechas, potenciando los festivales de teatro y folclore por todo el país. Y parece haber dado resultado, ya que en zonas como Kerala y Goa algunos hoteles incluso ponen el cartel de “completo” en esta época del año. El hecho de que los billetes de avión y el alojamiento sean más económicos en esta fecha también puede influir.
La mayor parte de la India y la mayoría de las actividades que celebran los estados siguen siendo completamente viables en el monzón. Es cierto que hay que llevar un paraguas o un impermeable por si de repente nos sorprende una tromba de agua, pero a cambio tendremos un cielo completamente despejado y una vegetación exuberante. Y más ganas de disfrutar por parte de la población autóctona, que se lanza a la calle para disfrutar de su día a día en cuanto ve un rayito de sol.