Por Dipankar Gupta, profesor de Sociología en Jawaharlal Nehru University.
Los pobres saben bien que no vale la pena ser puros y honrados.
Las casas en los barrios más pobres rebosan de honradez, pero no tienen suficientes granos para su supervivencia diaria. Por eso no encuentran ninguna dignidad en una vida de miseria. Si tuviesen la iniciativa necesaria, dejarían todo a un lado y se volverían corruptos, pero la mayoría carecen del estómago y de los medios para hacer realidad este «sueño».
Cuando alguien de este grupo social rompe la barrera de la «pureza» y acumula grandes cantidades de riqueza, es una celebración. Si este recien converso continúa hablando en nombre de los pobres y regresa de vez en cuando a su pueblo original, es una señal del nacimiento de un nuevo líder.
Así sus amigos, vecinos o familiares pobres, indirectamente a través de su allegado, pueden llevar una vida de glamour porque la fama y la fortuna ya no son tan lejanas. Después de todo, uno de ellos ha conseguido llegar a la cumbre.
Y teniendo esta oportunidad de ostentación y lujo al alcance, ¿por qué optar por un líder pobre en lugar de uno que vive con pompa y esplendor? ¿Porqué un pobre debe inclinar la cabeza ante otro pobre? Identificarse con un líder que va a la cama con diamantes puestos y desayuna en compañía de burócratas de alto rango, es una cosa de orgullo para los pobres.
¿Por qué solamente la gente con éxito y dinero deberían de tener líderes con éxito y dinero que vivan por la vía rápida y vuelen en jets privados? ¿Acaso los pobres no pueden desear lo mismo para sus líderes?
En la democracia india, los líderes siempre son más ricos que sus seguidores. No ocurre nunca lo contrario. Sin embargo, cuando un líder pobre trata de dirigir a los pobres, no perdura mucho.
Cuando a un líder politico le pillaron aceptando un soborno miserable de 10 millones de rupias (unos 170 mil euros), muchos de sus partidarios estaban desesperados. Sentían que si el soborno hubiera sido de una cantidad verdaderamente considerable, nadie se hubiera atrevido a tocarle a su líder.
Y es que los líderes siempre deben ser suficientemente prósperos para permitirse una serie de lujos y servicios. Hemos oído historias apócrifas de que Motilal Nehru (padre de Jawaharlal Nehru) mandaba su ropa a Londres para limpiarla en seco. Y después de la Independencia, las clases educadas admiraban la vida aristocrática de Jawaharlal Nehru mientras ellos vivían en condiciones modestas. Entonces, ¿por qué parece extraño cuando un lider surge de la nada y te deja ciego con el brillo de sus joyas?
El punto de origen es diferente pero el efecto es el mismo. En los tiempos del latifundismo, los zapateros de los jefes feudales ocupaban una posición superior a los zapateros de la clase servil. Los joyeros de los reyes eran más privilegiados que los orfebres en los bazares. El sacerdote del rey era superior al que hacía los rituales para el jefe feudal quien a su vez era superior al sacerdote del templo local.
La jerarquía de la clase trabajadora se basaba en jerarquía de sus amos. Cuando la movilidad era mas o menos cerrada, la única manera para los pobres de vivir sus sueños era a través de sus líderes.
El carpintero pobre se consideraba inferior al carpintero rico simplemente porque el otro servía a un amo superior.
En este sistema, la movilidad hacia arriba era a base del amo de uno y no de la habilidad. Esto resultó en adulación descarada por un lado y vida ostentosa por otro. Porque el «amo» era consciente de que cuanto más lujosa pareciera su vida, más admiración y respeto despertaría entre los pobres que lo rodeaban o lo servían.
El mismo principio opera en el mundo de la política en India. Aquí, la movilidad social está bastante limitada para la gran mayoría. Para el común de los indios, la necesidad de tener un patrocinador en sus vidas es evidente . Porque cuando un líder político indio ostenta su riqueza, sube las expectativas de los pobres. ¿Podrá ser este líder mi patrocinador? ¿ Podrá ser esta otra oportunidad de escapar la miseria?
La relación entre los políticos y los votantes es muy diferente en occidente, por lo que no parece oportuno comparar nuestro sistema con el de ellos. Como la movilidad social ha estrechado las diferencias de clases en aquellas sociedades, la «política del patrocinador» a la que nos estamos refiriendo tiene poca importancia allá. Los líderes y el pueblo llevan una vida similar en Europa y Norteamérica: van más o menos a los mismos sitios y hacen las compras en las mismas tiendas.
Como los votantes y los políticos se parecen, cualquier muestra de la pompa mal adquirida se detesta en las democracias avanzadas.
Pero en la India, la mayor democracia del mundo, es diferente. Tener un buen patrocinador significa alegría para siempre; y si mi líder es más ostentoso que el tuyo, entonces he elegido bien.
>Traducido por Amarjeet Singh, Sociedad Geográfica de las Indias.
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Sobre el autor: Amarjeet Singh es Coordinador de viaje y guía personal para Sociedad Geográfica de las Indias. Licenciado en Filología Hispánica, es amante de España y la cultura hispánica y un gran humanista interesado en el encuentro entre culturas. Para más información: [Quiénes somos]