
Chettinad Mansion, el mayor icono de Chettinad convertido en hotel 4 estrellas. © Tripoto
El estado de Tamil Nadu reserva sorpresas como Chettinad, una región famosa por albergar más de 10.000 mansiones repartidas en 73 pueblos diferentes.
Escrito por: Alberto Piernas

En el siglo XIX, la casta Chettiar invirtió sus riquezas en la construcción de hasta 10.000 mansiones en la región de Chettinad. © Alberto Piernas
Existen lugares del mundo donde el pasado se funde con el presente a través de formas impredecibles. Un buen ejemplo lo encontramos en Chettinad. Alejada de las rutas turísticas convencionales del sur de India, esta región salpicada de pueblos típicos alberga un conjunto de hasta 10.000 mansiones que hablan de la opulencia de otro tiempo.
Desde enormes viviendas con patios de columnas azules hasta palacios que juegan a ser templos colmados de cientos de figuras, el patrimonio arquitectónico de Chettinad nace de la antigua comunidad Nattukottai Chettiar. Esta casta de comerciantes vivió a finales del siglo XIX un período de bonanza al fomentar el comercio de piedras preciosas con diversos países como China, Birmania, Sri Lanka o Malasia.
El resultado fue un despliegue monumental en forma de fastuosas mansiones que empleaban los mejores materiales de construcción del mundo, desde madera de teca de Birmania hasta suelos de mármol italiano. Materiales y diseños que forman hoy una ecléctica colección de espacios integrados en el paisaje agrícola típico del interior de India, entre chozas de palmas y caminos de barro por los que circulan carros tirados por búfalos de agua.
Todas las épocas parecen dialogar en este territorio ideal de alcanzar desde ciudades como Madurai, situada a 76 km de distancia. Para ello, nada mejor que sumergirse en los mejores pueblos desde los que descubrir las mansiones de Chettinad más singulares.
Chettinad: cómo visitar esta gema histórica del sur de India

En Chettinad, pasado y presente se funden a través de estampas únicas. © Alberto Piernas
La primera impresión al llegar a Karaikudi, el pueblo más importante de Chettinad, nos retrotrae a algún lugar perdido en la memoria: templos centenarios suspiran a través de árboles de eucalipto donde resuena el canto de pavos reales, el bullicio se apodera de las calles y los mercados evocan los colores y aromas que vinimos a buscar a esa India auténtica y genuina.
Sin embargo, si prestas atención, descubrirás enormes pórticos que custodian antiguas viviendas que suspiran los ecos de la historia. Uno de los iconos de este pueblo es el Palacio del Maharajá de Chettinad, el cual no está abierto al público pero sí es posible contemplar desde el exterior. Altos muros blancos dejan entrever los ídolos tallados en el techo y colores que aquí todo lo envuelven como mejor herencia de los Chettiars. A ello, sumamos una visita a las antiguas tiendas de la calle Museewaran Koil, con sus pinturas de Tanjore y figuras de yali, una criatura mitológica que combina rasgos de caballo, elefante, león y tigre.

La Casa de las Mil Ventanas, uno de los edificios más populares de Karaikudi. © Owlstories
En Karakudi tampoco podemos perdernos una visita a la villa Aayiram Jannal Veedu (o Casa de las Mil Ventanas), concebida como una vivienda que reflejaba todos los caprichos del sol en 1941. Esta sería una de las últimas casas típicas construidas en Chettinad, ya que la crisis económica tras la Segunda Guerra Mundial marcaría el final de los negocios de los Chettiars en la India y su huída masiva al extranjero.
Si dejamos atrás Karaikudi y nos dirigimos hacia el pueblo de Athangudi, a 13 km, también descubrirás diversos ejemplos como la Fábrica de Azulejos de Athangudi. Estas piezas están hechas sobre superficies de vidrio, arrojando combinaciones de lo más llamativas.

Chettinad Mansion, el edificio más emblemático de Chettinad. © Alberto Piernas
Finalmente, la guinda de la ruta la encontramos en el pueblo de Kanadukathan, la «capital» de Chettinad ubicada a 15 kilómetros de Karaikudi, donde algunas de estas mansiones han sido reconvertidas en formas de hoteles heritage.
El más icónico de todos es Chettinadu Mansion, una mansión de 100 años convertida en hotel de 4 estrellas y custodiado por Chandramouli, el anciano propietario que a menuda es visto en su mecedora. Un simpático anfitrión que no dudará en mostrarte un patio (o ‘valavu’) custodiado por columnas azules que conforman una de las postales más típicas de Chettinad.
Además de esta flamante mansión, otros lugares imperdibles son Chidamabara Vilas, con su opulenta cúpula blanca apuntando al cielo; o Visalam, un hotel alojado en una mansión Chettiar envuelto en estilo art-déco.

Chettinad chicken: una delicia para comprender mejor la historia de Chettinad. © Swatisani
La visita a Chettinad no se entiende sin su arquitectura, pero la gastronomía es otro apunte a tener en cuenta. Especialmente, cuando hablamos de los paniyarams (bolas fritas de masa que se usan para elaborar idlis y dosas), o el icónico pollo Chettinad. Este plato clásico es famoso por su combinación de especias – desde cardamomo hasta chiles secos -, y su base de tomate, cebolla y leche de coco, acompañada generalmente de pan parotta o arroz byriani.
Platos que no solo podemos degustar en los principales restaurantes de Chettinad, sino también en los diversos hoteles – The Bangala, en Karaikudi, es un opción muy recomendable -. Espacios que hoy perpetuan la historia de los Chettiars en uno de los territorios más fascinantes y desconocidos de India del Sur.
¿Te gustaría conocer Chettinad durante tu viaje a India?