Escrito por: Lorena Pérez
El carismático barrio de Thamel es una de las zonas más turísticas de la capital nepalí y en sus calles se pueden encontrar multitud de tiendas, hoteles y restaurantes.
Katmandú, capital de Nepal, es una gran ciudad que desprende misticismo y encanto en cada una de sus calles. La simpatía y tranquilidad de los nepalíes se fusionan con el ir y venir de motos, coches y bicicletas que muestran la incesante vida de la ciudad, donde se concentra el caos y la energía de todo el país.
Entre los muchos atractivos de la ciudad encontramos el carismático barrio de Thamel, uno de los más turísticos y visitados de la capital. Nada más pisar sus calles se aprecia que Thamel no tiene nada que ver con lo que los occidentales esperamos de Oriente. Sus calles repletas de tiendas, hoteles y restaurantes ofrecen la cara más cosmopolita y occidental de la ciudad, sin dejar de lado el tradicional estilo nepalí.
Este original barrio se ubica en el centro de Katmandú, al norte de los barrios que forman el casco viejo de la capital. Su privilegiada localización le permite estar cerca de grandes puntos de interés como la Plaza Durbar, el Museo Nacional o el Barrio de Patán, y le convierte en el punto de partida ideal para recorrer la ciudad y descubrir todos sus rincones, por lo que no es de extrañar que allí se concentren la mayor parte de extranjeros que viajan a Katmandú.
Una de las características del barrio que más sorprende a los viajeros es la multitud de tiendas de todo tipo que se agolpan en sus calles. En ellas es posible encontrar gran variedad de productos que van desde artículos de montañismo, hasta coloridos trajes y bolsos, pasando por ropa hippie, artesanía o marionetas. En todas las tiendas se usa el regateo para fijar el precio y se pueden conseguir muy buenos descuentos si se sabe negociar.
La mayor concentración de alojamientos y restaurantes de la ciudad también la encontramos en el barrio de Thamel, donde se pueden degustar desde platos internacionales de pizza, pasta o hamburguesas hasta la más típica comida local como son los noodles o el arroz con verduras. En esta zona también se puede disfrutar de pastelerías, cibercafés o incluso bares de música en directo.
Como podréis imaginar Thamel no siempre fue así. La llegada del movimiento hippie en los años 70 abrió el barrio a multitud de turistas occidentales que cambiaron tanto su estructura como su personalidad. Este cambio dio origen al que hoy en día es uno de los últimos reductos de la comunidad hippie, así como uno de los distritos más curiosos y peculiares del país.
Thamel es un microcosmos ideal para desconectar de varios días de caminata con la mochila, disfrutando de sus gentes tradicionales, del olor a incienso, de las telas repletas de colores y la mezcla de sensaciones que produce su ambiente. Aunque el barrio no representa el alma genuina de una ciudad nepalí, no hay que perder la oportunidad de conocer el bullicio y la energía que se respira en las callejuelas de esta zona.