
Goa, 1994 via @equator
Volvemos con una segunda entrega de postales desde India. Escritos que resuenan y hablan del amor, el viaje, la nostalgia. Y nuestras ganas de volver.
Por Alberto Piernas
Postales desde el subcontinente indio
No te pierdas la primera entrega.

Annapurna, 1978, por Ernst Haas via @equator
Querido Tú:
Aquí las cabras interrumpen la comida para tumbarse entre las rocas. El hijo de la familia que me ha acogido sonríe siempre, es una sonrisa que yo no he visto nunca antes. Tiene el color de la nieve, algo celestial, como un loto que crece en el valle cercano. Dicen que los espíritus no permiten que nadie escale las montañas, pero de camino preguntaré a alguien por una sopa. Como estas montañas de los Annapurna, impenetrables, prohibidas, también algo aquí dentro vive protegido por viejos fantasmas cuyas coordenadas indican el camino a un lugar que no conozco.

Varanasi 1988, por Ganesh Saili. via @equator
Querido Tú:
Por las mañanas queda el aroma a incienso y ceniza. Podría decirte que procede del darshan del templo – un ritual para el que los habitantes hacen cola desde la mañana -. Pero realmente es el aroma proveniente de las cremaciones que tienen lugar por las noches junto a los ghats. Todo queda oscuro, y el color de las fogatas se engarza con el de las túnicas de los sacerdotes y, sin darte cuenta, con el amanecer que aquí todo lo inunda cada mañana. Dentro y fuera.

Séptima Pagoda, en Tamil Nadu por Ron Dahlquist via @equator
Querido Tú:
Nadie habla del surf en estas costas de India. Quizás los antiguos dioses no estén contentos por ver domar las olas de sus mantras y sus hitos, pero siento que aquí todas las épocas conviven en paz. Por la mañana, los pescadores se envuelven en viejas redes llenas de historias y un chico australiano en su ‘gap year’ ha traído un pescado que no sé cocinar. Luego vamos juntos a perdernos entre los templos, nos quedamos mirando el atardecer y adivinamos por donde emerge Sri Lanka en el horizonte.

Kerala 1964 por Werner Forman via @equator
Querido Tú:
En Kerala existen hombres que ascienden a los cocoteros, pero poco se habla de las maram keri, las escaladoras de cocos. Hoy pregunté por una de ellas a un grupo de locales que fumaban beedees en la calle. Todos se rieron al hacerles la pregunta con el traductor. De repente, un hombre con bigote canoso llegó para decirme que su hija se dedicaba a subir a los árboles y, cuando nadie la veía, sonreía desde lo alto. El resto de hombres se calló al instante.

Gujarat, 1968, por Lucille Schulberg via @equator
Querido Tú:
Es curioso: en un segunda alguien vuela flores a los pies de un Buda, una mariposa emerge de sus pies, un hombre se arrodilla y llora, un milagro sucede al otro lado del país, un avión despega. En ese mismo segundo el mundo cambia pero se lleva la oración que, en secreto, he formulado por ti junto a una vieja estatua.
¿Te gustaría enviar tus propias postales durante tu viaje a India?