Svarga – Capítulo 4

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Peter y yo nos quedamos petrificados cuando, ante nosotros, se presenta un hombre de larga barba blanca. La noche ya ha alcanzado el templo de Hanuman, todos se han marchado y alguien ha encendido las velas en rangolis. Este hombre se hace llamar Akhil y ha preparado un kalash, una especie de recipiente a base de coco partido, agua y hierbas aromáticas cuya presencia induce a las mejores energías. Akhil sabe por qué hemos venido y cierra la puerta del templo, yo le pido que no cierre con llave, no lo hace, no hay nada que temer. A medida que pasan los segundos – que a ambos nos parecen – minutos, la palabra Svarga comienza a flotar en el aire, entre la estela de incienso y la mirada serena de Akhil. «Hay un templo en forma de pinchi» «¿Qué es un pinchi?» Él nos dice que se trata de una herramienta hecha a base de plumas de pavo real mediante las que limpiar los templos. «Está a 62 kilómetros de Bangalore, preguntar por el pinchi». Poco antes de irnos, Hanuman ha escrito unas coordenadas en el suelo de tierra de la nave del templo. Son las coordenadas de Svarga, pero antes, debemos pasar por el templo del pinchi. «Preguntad por Priya, ella es la custodia de ese templo». De repente, una ráfaga de aire entra por la ventana y apaga todas las velas encendidas. «No habléis de esto con nadie más», nos dice antes de volver a abrir la puerta.

 

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