Mucho, mucho ruido. Forma parte intrínseca de nuestra vida, un gritón que pelea para expulsar al silencio de nuestro día a día. Por eso, hemos partido a la búsqueda y al encuentro de los mejores silencios del subcontinente indio, ese bálsamo de las almas nómadas. A continuación, te regalamos los que nos han parecido los mejores silencios. Lo que queda entre cada sonido. Deseamos que estos espacios que te traemos se conviertan en un humilde santuario y una sigilosa experiencia donde volver a estar en el centro de todo.
Escrito por: Alberto Piernas
El silencio es el elemento en el que se forman todas las cosas grandes. Thomas Carlyle
Annapurna (Nepal)
En el hinduismo, la diosa Annapurna es la de la abundancia, la dicha y, especialmente, la salud. Y es que aquí, en esta cordillera tejida en la porción de los Himalayas, la pureza del viento y las sonrisas de sus gentes configuran el mejor lugar en el que perderse, desde el que empezar de cero. Un mar de estrellas que calibra los sentidos y encierra en sí mismo el secreto mismo de la existencia.
De Varanasi a la otra orilla
La presencia del sagrado río Ganges marca la línea entre dos mundos: el de los vivos y el de los espíritus. El silencio queda atrapado en el susurro de los chapoteos del agua. Silencio húmedo y rítmico atrapado entre gotas de agua. Mientras, mujeres que brillan tras los vivos colores, una oración del sacerdote y en tu mirada, ese silencio de incienso que brota a todo aquel que amanece desde una barca en medio del Ganges.
Sigiriya desde Pidurangala Rock
A una hora de que la noche ataque al paisaje, el viento susurra y anuncia su llegada, entre pinturas rupestres y los huecos de Pidurangala Rock. Desde esta, una posición estratégica, en un lugar inesperado, te sientas a escuchar el exótico silencio, interrumpido por lejanos pavos reales y una selva que deja entrever el miedo a la noche.
En algún lugar de Kerala
Hay un segundo donde el pájaro deja de cantar y ahí está tu momento. El océano penetra entre palmeras y la gente fluye, como si todo fuese sencillo, como si no costase trabajo. La vida flota entre el verde tropical, entre los atardeceres rosas. Y tú fluyes, en tu lago de paz…
Hikkaduwa (Sri Lanka)
Existe un silencio aún más contemplativo que el que podemos percibir incluso en el cielo o la tierra: el del fondo del mar. Susurros acuáticos que mecen bancos de peces camuflados entre corales y arrecifes de colores. Como antes de nacer, la Madre Tierra te mece y protege y tú vuelves aquí, a la que siempre será tu casa.
La isla de Robinsones exclusivos
Muchos buscan un Nirvana del que no volver… pero de existir en la Tierra este sería casi así: muchos azules, arena blanca y brisa oceánica. El perfecto lienzo en el que sentirse un Robinson, tentado por la luz y seducido por un silencio eterno.
Nido del Tigre (Bután)
Un panda rojo trepa por un árbol, fuera de la escena y de la cámara. El silencio lo mecen las campanas de una rueda de oración en algún lugar cercano. La rueda la mueve el agua de un arroyo que baja la cordillera. Y el viento esparce las enseñanzas de las banderas de colores, capaces de hablar el viejo lenguaje de la montaña. Y tú ahí, sonriendo y disfrutando de las recompensas de tu camino.
¿Cuantos silencios conoces?
Hola, me gustaría conocer Nepal y la isla que se ve bellísima
Buenos días Isabel, acabamos de responderle al mail facilitado acerca de su viaje a Nepal. Atentamente, Equipo Sociedad Geográfica de las Indias