Pocas islas son capaces de englobar hasta 524 especies de aves, de las cuales 34 son autóctonas. ¿Hay un motivo mejor para realizar una sesión de birdwatching en Sri Lanka? Exploramos el paraíso a vista de garza.
Escrito por: Alberto Piernas
Los mejores lugares para practicar birdwatching en Sri Lanka
Vivimos un momento en que hemos aprendido a abrazar la naturaleza de muchas formas, especialmente cuando viajamos. El único requisito consiste en elegir el destino adecuado donde dejarnos llevar por el ullassa – palabra de origen sánscrito que define el placer de admirar un entorno natural -. ¿Nuestra propuesta? La fragante Sri Lanka, la isla que enamoró al mismísimo Marco Polo y donde moran cientos de especies de mamíferos, anfibios, reptiles y sí, también cientos de aves: desde el exótico cálao con su «triple pico» hasta flamencos con los humedales de camerino, un pavo real que anuncia la llegada del monzón o incluso gallos tropicales que nunca conocieron un corral. Tan solo algunos de los protagonistas que encontrarás en los siguientes mejores lugares donde practicar birdwatching en Sri Lanka.
Anawilundawa
Anawilundawa no es el enclave natural más popular de Sri Lanka, y precisamente en ese factor reside su encanto. Situado entre Negombo y Puttalam, en la costa oeste, este santuario silvestre designado sitio RAMSAR se despliega entre bastos humedales y manglares. Cormoranes, ibis o garzas son solo algunas de las especies que moran en este laberinto de colores y sorpresas. Eso sí, si buscas el espectáculo definitivo, el mejor momento para visitar Anawilundawa reside entre los meses de octubre y abril, momento en que aterrizan miles de aves migratorias. Como sugerencia, este edén resulta una opción ideal como excursión de un día desde la ciudad de Colombo.
Kalametiya Bird Sanctuary
Si te encuentras en las paradisíacas playas de Tangalle, puedes acertarte al pueblo de Hungama, umbral de uno de los santuarios de aves más desconocidos de la isla. Kalametiya es un remanso de paz donde la naturaleza vuela ajena a los entresijos del turismo masivo a través de matorrales, lagunas, manglares y tapices de un verde ensoñador. Más de 150 especies de aves, además de otras 54 migratorias, se dan cita en este oasis de avifauna a recorrer en barca mientras la garza de arrecife o el martín pescador brotan en mitad del la excursión. Para avistar aves migratorias, la mejor época es entre los meses de diciembre y marzo.
Sinharaja Forest Reserve
Los visitantes suelen obviar las maravillas naturales de las Tierras Altas de Sri Lanka para entregarse al encanto bohemio del pueblo de Ella o las plantaciones de té de Nuwara Eliya. Sin embargo, el techo de la isla aguarda sorpresas únicas para los amantes de la naturaleza, y Sinharaja es su más preciada gema. Designada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la Reserva del Bosque de Sinharaja engloba algunas de las especies animales más fascinantes del mundo, entre ellas aves como la paloma verde o la urraca azul. Un espectáculo cromático que, como todo buen destino remoto, cuenta con un «contra»: el pueblo más cercano, Ratnapura, se ubica a 52.5 km.
Bundala National Park
Otro de los mejores oasis de avifauna es el Parque Nacional Bundala, ubicado en el sur de la isla. Declarado Parque Nacional en 1993 y Reserva de la Biosfera por la Unesco, se trata del primer sitio RAMSAR en territorio ceilandés gracias a un ecosistema que engloba desde amplias lagunas hasta manglares inhóspitos. El océano susurra en este paraíso situado junto al Parque Nacional de Yala e ideal para avistar flamencos, ave que llega a Bundala de forma masiva entre los meses de noviembre y enero. No mentimos al declarar Bundala como el mejor lugar para hacer birdwatching en Sri Lanka – las estadísiticas confirman que se han llegado a ver 1000 aves volando al mismo tiempo en más de una ocasión -.
Sigiriya Sanctuary
Sigiriya es otro de esos ejemplos de turismo masivo que, en ocasiones, obvia la riqueza natural que rodea al monumento más famoso de Sri Lanka. La gran Roca del León resurge en mitad de un basto tapiz verde que aloja el Santuario de Sigiriya, también territorio UNESCO e ideal para avistar aves camufladas entre las copas de los árboles, entre ellas el búho real, la paloma verde o pavos reales, cuyo canto supone la banda sonora de cualquier panorámica desde la fascinante roca. Al igual que sucede con Bundala, el Santuario de Sigiriya se convierte en una excursión extra ideal como extensión de una visita a uno de los iconos de la isla.
Levanta la vista durante tu próximo viaje a Sri Lanka.